CSN Almacenamiento geológico profundo: visión global y estado de la cuestión en España - Alfa 54 Revista Alfa

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Alfa 54

El uso de las radiaciones para tratar a los enfermos de cáncer ha recorrido una larga trayectoria, uno de los últimos avances es la teragnosis, una terapia personalizada, que prolonga la vida del paciente y reduce los efectos secundarios. Algoritmo es una de las palabras que mayor difusión han tenido en los últimos años, ya que se sabe que está detrás de muchas aplicaciones tecnológicas y cuya utilización suscita temores. 
En la parte más técnica de la revista ofrecemos un artículo dedicado al almacenamiento geológico profundo, considerado por los expertos como la opción más adecuada para la gestión final de los residuos radiactivos. Además analizamos la contaminación radiactiva de las pruebas nucleares atmosféricas realizadas por las grandes potencias, entre 1945 y 1980 y abordamos la guía sobre protección radiológica en el manejo de fallecidos tras un tratamiento con radionucleidos.
La entrevista de este número es para Eloísa del Pino, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que muestra la situación actual del mayor organismo español de I+D+i y sus perspectivas de futuro.
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Almacenamiento geológico profundo: visión global y estado de la cuestión en España

El almacenamiento geológico profundo (AGP) es la última etapa del ciclo de combustible. Actualmente es la opción elegida, por consenso científico generalizado, como la más segura y eficaz para la gestión final del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos de alta actividad. La clave de su seguridad se basa en un diseño multibarrera constituido por elementos pasivos, intrínsecamente seguros, que no dependen del mantenimiento ni de la intervención humana a largo plazo. A raíz de la misión Artemis, realizada en 2018 y refrendada por la versión inicial del 7º Plan General de Residuos Radiactivos, se ha reactivado en España el trabajo para la concepción de un proyecto de AGP, definiéndose la estrategia global en una hoja de ruta elaborada por el grupo de trabajo entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). En este artículo se describe el concepto de AGP, el estado de desarrollo de los proyectos más adelantados en los países europeos y los avances que está realizando España en la materia.

Texto: Mª Aránzazu Sogo Aldamendi | Área de Residuos de Alta Actividad | Antonio Vela Guzmán | Secretaría General del CSN

Los residuos de alta actividad (RRAA) son aquellos que contienen concentraciones apreciables de radionucleidos emisores alfa de vida larga y/o emisores beta-gamma con periodos de semidesintegración superiores a 30 años, que pueden generar calor por efecto de la desintegración radiactiva dada su elevada actividad específica. Este tipo de residuos están constituidos esencialmente por el combustible gastado generado durante la operación de las centrales nucleares, en forma de elementos combustibles. Además, en España se contará con una pequeña cantidad de materiales procedentes del reprocesado del combustible gastado de la central Vandellós I (actualmente almacenados en Francia).

Adicionalmente, a efectos de gestión integral, se incluyen también en este conjunto otros residuos de media actividad que por sus características no son susceptibles de ser gestionados de forma final en las condiciones establecidas para el Centro de Almacenamiento de El Cabril y requieren instalaciones específicas.

Combustibles nucleares son, de acuerdo con la definición recogida en la Ley de Energía Nuclear, las sustancias que pueden producir energía por un proceso de fisión nuclear. En las centrales españolas se utilizan elementos combustibles de dióxido de uranio ligeramente enriquecido, que permanecen en el reactor de tres a cuatro ciclos de operación (entre tres y seis años, en función del tipo de instalación), después de los cuales se considera gastado, ya que el crecimiento de los productos de fisión (absorbentes de neutrones) y el decrecimiento del U-235 que se va consumiendo hacen que el elemento ya no colabore en mantener la cadena de fisiones. En España, la estrategia de gestión del combustible gastado (CG) elegida es de ciclo abierto: una vez descargado del núcleo, el combustible se considera directamente como residuo a almacenar a la espera de su gestión final, sin considerar su reproceso.

A lo largo de la irradiación del combustible nuclear se producen una serie de cambios en la composición isotópica que determinarán las necesidades para su gestión posterior. Los factores más importantes a considerar son: el calor, que disminuye rápidamente a medida que se desintegran los radionucleidos que lo producen (sólo después de un enfriamiento adecuado pueden transportarse o tratarse estos elementos); las radiaciones beta-gamma, producidas principalmente por los radionucleidos de vida corta (con períodos de semidesintegración inferiores a 30 años), frente a las que es necesario un blindaje adecuado, y la presencia de emisores alfa de vida larga, con períodos de semidesintegración de hasta miles de años. La protección frente a las partículas alfa se logra mediante el confinamiento a largo plazo de la sustancia emisora.

Por ello, en la gestión del CG, debe haber una etapa corta de enfriamiento para reducir la carga calorífica (en las piscinas de CG de la propia central), una etapa más larga de blindaje para protección contra las radiaciones gamma (almacenamiento temporal en húmedo en piscinas o en seco en contenedores) y una etapa muy larga de confinamiento hermético para impedir que los emisores alfa alcancen la biosfera (acondicionamiento, encapsulado y almacenamiento definitivo del CG).

Gestión del CG y RRAA. Objetivos de seguridad

La gestión segura de los residuos radiactivos derivados del uso de la energía nuclear constituye un desafío socio-político clave para los actores implicados (operadores, reguladores, gobiernos y organizaciones internacionales).

El objetivo de esta gestión es disponer de medidas eficaces para proteger a los trabajadores, al público y al medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, en el presente y en el futuro, como recoge la Convención Conjunta sobre Seguridad en la Gestión del Combustible Gastado y los Residuos Radiactivos, firmada en Viena en 1997.

La gestión definitiva del CG y de los RRAA se apoya en dos objetivos fundamentales:

  • Estrategia de Seguridad y Protección Radiológica: Los residuos radiactivos de alta actividad deben ser acondicionados y aislados para evitar la emisión de sustancias radiactivas que pueden alcanzar la biosfera en concentraciones inaceptables, antes de que su decaimiento las haga inocuas. Por tanto, es necesario asegurar la protección radiológica de acuerdo con los principios establecidos en las directivas internacionales, que se basan en las recomendaciones de la Comisión Internacional de Protección Radiológica, en concreto la ICRP 122.
  • Responsabilidad con las generaciones futuras: Por las características del CG y de los RRAA, el aislamiento de los residuos debe garantizarse durante largos períodos de tiempo (desde cientos de miles de años hasta un millón de años), sin la necesidad del mantenimiento permanente de la integridad del sistema de almacenamiento y sin la necesidad de establecer medidas activas para garantizar el objetivo de seguridad.

Sobre estos criterios se establecen los principios y la normativa de seguridad que rigen y condicionan el diseño, la construcción, la operación y la clausura de los sistemas de almacenamiento definitivos.

En relación con el sistema de almacenamiento definitivo del CG y de los RRAA y considerando los riesgos asociados a los radionucleidos de larga vida, se aplica el concepto de defensa en profundidad, que consiste en establecer niveles sucesivos de protección en forma de funciones de seguridad y de barreras, para garantizar la seguridad, tanto en condiciones esperadas como inesperadas, en el presente y a largo plazo.

Concepto de almacenamiento geológico profundo (AGP)

Desde la década de los setenta se han desarrollado proyectos de investigación científica y debates sobre la gestión de los residuos radiactivos. En la Unión Europea, la Directiva de Residuos de Euratom, traspuesta al RD 102/2014, señala que es ampliamente aceptado a nivel técnico que el AGP representa la opción más segura y sostenible para la gestión final del CG/RRAA. La citada Directiva especifica que los estados miembros deben incluir la planificación e implementación de opciones de almacenamiento definitivo en sus políticas nacionales. El RD asigna a Enresa la responsabilidad de buscar emplazamientos, diseñar, construir y operar instalaciones de almacenamiento definitivo del CG y de los RRAA. No obstante, en su desarrollo, que abarcará varias décadas, intervienen diversos aspectos técnicos, científicos, sociales y políticos.

El concepto AGP se basa en el almacenamiento de residuos en formaciones geológicas estables a gran profundidad (pueden llegar a los 500 metros) que proporcionen el aislamiento de los residuos radiactivos de la biosfera durante largos periodos de tiempo (hasta un millón de años). Este aislamiento se consigue mediante la interposición de un conjunto redundante de barreras naturales y artificiales (o ingenieriles) con diferentes funciones de seguridad en el tiempo y que interactúan de forma combinada. El principal agente movilizador y de transporte de radionucleidos en este contexto es el agua.

Los residuos que por su composición dificultan los procesos de disolución, constituyen una primera barrera. Los residuos se introducen en contenedores metálicos (acero al carbono) resistentes a la corrosión u otras formas de degradación, que constituyen una barrera de contención durante el periodo inicial en el que se producen la mayor parte de los procesos de desintegración de los productos de fisión. Los materiales de relleno y sellado (bentonita) protegen el contenedor, minimizan el flujo de agua y generan un ambiente químico favorable que retarda y atenúa la salida de radionucleidos. La barrera natural constituida por la formación geológica que hospeda el sistema de almacenamiento es la barrera fundamental a largo plazo, ya que protege las barreras de ingeniería. La barrera geológica genera un ambiente químico, mecánico, térmico e hidrogeológico estable, limitando el flujo de agua y retardando la migración hacia la biosfera de los radionucleidos potencialmente liberados.

Las barreras artificiales pierden credibilidad al cabo del tiempo (miles de años como máximo), cobrando protagonismo la barrera geológica, que puede garantizar estabilidad y capacidad de aislamiento durante un millón de años. El AGP constituye también la solución más fiable en términos de seguridad física (presenta una mínima vulnerabilidad a la intrusión humana o al sabotaje).

Para cumplir las funciones de seguridad definidas para la barrera natural, las formaciones geológicas candidatas a albergar un AGP deben cumplir una serie de requisitos mínimos, relacionados con la:

  • Estabilidad tectónica (carencia de fallas activas y baja sismicidad)
  • Estabilidad mecánica y térmica (viabilidad de construcción y operación)
  • Impermeabilidad y bajo flujo de agua subterránea
  • Capacidad de retardo al movimiento de radionucleidos y química favorable de las aguas subterráneas.

Además, dichas formaciones deben tener espesores, profundidad y extensión suficiente para aislar el repositorio de procesos naturales y de actividades humanas indeseadas.

Las rocas estudiadas que cumplen estos requisitos en mayor o menor medida según sus características son las arcillas, la sal y las rocas cristalinas (magmáticas, metamórficas o volcánicas, tales como granito, gneis, basalto o toba). La profundidad a la que deben emplazarse los residuos depende en gran medida del tipo de formación seleccionada y de la capacidad de aislamiento de aquellas que rodean a la roca hospedante del AGP.

Estudios de seguridad del AGP

Para garantizar la seguridad de un AGP, es necesario llevar a cabo sucesivos estudios de seguridad en las distintas etapas de su desarrollo, desde el diseño genérico, la selección del emplazamiento, caracterización, construcción y explotación, hasta su desmantelamiento y cierre, tomando como base los requisitos reguladores establecidos a tal efecto. En este proceso iterativo se evalúa el comportamiento del sistema de almacenamiento en su conjunto (emplazamiento e instalación, barreras naturales y artificiales) y su evolución a futuro (periodo posterior al cierre), considerando las incertidumbres en los datos y analizando distintos escenarios de fallo de barreras y sistemas de seguridad.

En España, el Reglamento sobre Instalaciones Nucleares y Radiactivas (RINR) especifica las autorizaciones de las instalaciones nucleares: previa o de emplazamiento, de construcción, explotación, desmantelamiento y declaración de clausura o cierre, en su caso.

Aunque no se recoge explícitamente en el RINR, el proceso de selección del emplazamiento para albergar el AGP es la primera etapa del proyecto y un hito fundamental, por la importancia de la barrera geológica a largo plazo y las implicaciones sociales. Para su éxito, debe desarrollarse mediante un proceso participativo y transparente, basado en criterios y requisitos científicos y técnicos, sociales, ambientales y socioeconómicos; establecidos previamente en un marco normativo consensuado entre todos los estamentos implicados (regulador, promotor, agentes sociales especializados) y contando con la participación pública (Ley 27/2006).

El proceso de selección del emplazamiento se realiza a partir de actividades de investigación y caracterización de los emplazamientos candidatos a escala regional, incrementando su grado de detalle y evaluando y comparando los distintos emplazamientos hasta la selección del idóneo. La caracterización del emplazamiento seleccionado requerirá de estudios de detalle que analicen los distintos parámetros geológicos, geotécnicos, tectónicos, hidrogeológicos, etc., que puedan incidir sobre la seguridad nuclear y la protección radiológica y que establezcan las bases fundamentales del diseño de la instalación definitiva.

Los largos períodos de tiempo posteriores al cierre de la instalación constituyen una fuente de incertidumbre. La investigación sobre análogos naturales, que son ejemplos de procesos y fenómenos que se han producido en la naturaleza durante largos periodos y que tendrán lugar en los AGP, ayuda a comprender el comportamiento a escala de tiempo geológica, mucho más allá de las escalas temporales de los experimentos de laboratorio y de campo. Los análogos también proporcionan información sobre la idoneidad de los materiales utilizados en las barreras artificiales.

Otra herramienta esencial para reducir las incertidumbres en el comportamiento de los AGP son los proyectos en laboratorios subterráneos de investigación (en inglés URL), que constituyen una fuente de información sobre la demostración y optimización del diseño, el conocimiento de los procesos, la mejora de las capacidades tecnológicas, el desarrollo y el ensayo de técnicas de investigación, construcción y operación, y para la elaboración de modelos de funcionamiento del emplazamiento y la validación de los estudios de seguridad. También son un factor clave en la cooperación internacional, permitiendo mejorar los proyectos en curso y desarrollar aproximaciones novedosas. Los URL también son eficaces para educar, promover la confianza y conseguir el compromiso del público, así como para motivar a las nuevas generaciones a participar en el campo de la gestión de residuos. 

Además de los aspectos científicos y técnicos descritos para el desarrollo de los programas de AGP, es prioritario el apoyo social y público, que se garantiza mediante la información y la transparencia. Es necesario un marco normativo robusto que garantice y respalde el avance por fases del proyecto, que se desarrollará a lo largo de varias décadas.

Situación en España: desde el Plan de Búsqueda de Emplazamientos de 1987 hasta hoy

El RD 102/2014, de 21 de febrero, para la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos, dispone que el Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) es el documento en el que se establece la política sobre la gestión de los residuos radiactivos, incluyendo el CG, y el desmantelamiento y clausura de las instalaciones nucleares. Constituye, asimismo, el programa nacional de aplicación de dicha política, según lo establecido en la Directiva 2011/70/Euratom del Consejo, de 19 de julio de 2011.

El PGRR debe recoger las estrategias, actuaciones necesarias y soluciones técnicas a desarrollar en España en el corto, medio y largo plazo, encaminadas a la gestión responsable y segura del CG y los residuos radiactivos.

El primer PGRR (1987) ya incluía un Plan de Selección de Emplazamientos para el almacenamiento definitivo de residuos de alta radiactividad, con una serie de fases de estudio que, partiendo de un “Inventario nacional de formaciones favorables”, culminaba con la elección de un emplazamiento candidato, su caracterización, valoración y aprobación, dando comienzo al proceso de construcción y puesta en marcha.

Los sucesivos PGRR establecieron la estrategia de creación de un AGP. Enresa planteó un programa escalonado –el Plan de Búsqueda de Emplazamientos- para localizar en España formaciones geológicas capaces de albergar un AGP, que incluía las siguientes etapas:

  1. Realización del “Inventario nacional de formaciones favorables” (proyecto IFA, de 1986 a 1987) elaborado mediante la recopilación de cartografía regional de toda la superficie peninsular y el establecimiento de una serie de factores excluyentes, que dieron lugar a once informes regionales con formaciones favorables para albergar el AGP.
  2. Estudios regionales (proyecto ERA, de 1988 a 1990), centrados en seis de las once regiones obtenidas en la fase anterior, cuyo objetivo era estudiar la extensión y características de las formaciones geológicas seleccionadas. Se obtuvieron mapas zonales (por sismotectónica, hidrología-hidrogeología, morfología, socioeconomía), mapas de descalificación y mapas de favorabilidad.
  3. Estudio de áreas favorables a escala 1:50.000 en 37 áreas (Proyecto AFA, de 1990 a 1994); Basado en criterios de favorabilidad definidos y analizados por una comisión interdisciplinar de técnicos pertenecientes a diversos organismos y empresas, entre las que se encontraban Enresa, CSN, Ciemat, CSIC, universidades y empresas privadas españolas.
  4. Estudio de zonas favorables a escala 1:20.000 sobre 20 zonas (proyecto ZOA, de 1995 a 1999). El alcance de los trabajos contemplaba estudios de detalle, incluyendo trabajos de campo, sobre 5-6 disciplinas técnicas (estratigrafía-sedimentología, hidrogeología, etc.).

En el cuarto PGRR (1994) se incorporó un diseño conceptual de las instalaciones de superficie y subterráneas del AGP. Sin embargo, en el quinto PGRR, de 1999, debido al retraso generalizado de los programas de AGP y al creciente interés en las nuevas tecnologías de separación y transmutación, se modificó la estrategia nacional y se paralizaron las actividades de búsqueda de emplazamientos para el AGP, poniéndose el énfasis en mantener las capacidades tecnológicas desarrolladas hasta la fecha y adecuar las actividades de I+D a los nuevos planteamientos.

El sexto PGRR (2006), actualmente vigente, establece como política nacional para la gestión final del CG y de los RRAA una estrategia basada en el almacenamiento temporal limitado, seguido de una instalación de almacenamiento definitivo (AGP) que entraría en operación a partir del año 2050. Las actividades definidas en relación con el proyecto consisten en la consolidación y actualización del conocimiento adquirido, aprovechando los desarrollos internacionales.

En junio de 2016, el Gobierno de España solicitó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) una evaluación internacional combinada IRRS/ARTEMIS para dar cumplimiento a la Directiva 2009/71/EURATOM, que establece un marco comunitario para la seguridad nuclear de las instalaciones nucleares, y a la Directiva 2011/70/EURATOM, que establece un marco comunitario para la gestión responsable y segura del CG y de los RRAA. Ambas Directivas requieren que los estados miembros realicen, al menos cada diez años, una autoevaluación y una revisión internacional inter pares. En particular, el propósito de la revisión fue evaluar el marco regulador español sobre la seguridad nuclear y la protección radiológica (IRRS) y el sistema de gestión de residuos radiactivos (ARTEMIS). En la evaluación (en octubre de 2018) participaron el entonces Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), el CSN y Enresa.

Como resultado se emitieron una serie de recomendaciones, entre las que destaca la necesidad de reactivar el programa AGP, dirigida a las tres partes involucradas en el proceso:

  • El Gobierno debería complementar el actual marco jurídico de regulación para la creación de un AGP, clarificando las funciones y responsabilidades e implicando a las partes interesadas en todas las etapas de implantación.
  • El CSN y otras autoridades competentes deberían desarrollar, junto con Enresa, un plan de compromiso legal, expedición de licencias y puntos de espera reguladores.
  • Enresa debería completar la fundamentación técnica del programa de AGP, especialmente para la selección del emplazamiento, y definir los hitos y plazos principales.

Otra de las recomendaciones se centra en la necesidad de disponer de un PGRR actualizado para dar soporte a todas las actuaciones en la gestión de los residuos radiactivos.

Como respuesta a las recomendaciones, Enresa elaboró el 7ºPGRR, actualmente en tramitación, que establece un nuevo programa para el AGP, con hitos para todas las fases, y se acordó, en el Comité de Enlace Enresa-CSN, la creación de un grupo de trabajo tripartito (GTT) entre el MITERD, el CSN y Enresa, que se constituyó formalmente el 18 de mayo de 2020. Su objetivo es el análisis y desarrollo de propuestas de instrumentos legales y normativos adecuados para el desarrollo del proyecto en España, la definición de las etapas, los actores y las responsabilidades en cada una de ellas, los puntos de decisión y la definición de otras actuaciones y/o programas a desarrollar, como el diálogo operador-regulador, campañas de información pública, etc.

El GTT ha elaborado diversos informes, el primero de ellos una Hoja de Ruta donde se establecen las pautas para el desarrollo de un marco legal, reglamentario y procedimental para el AGP y un programa técnico que comprende tanto la planificación de las fases y principales actividades como un calendario tentativo.

Otra de las actividades organizadas por el CSN y Enresa para impulsar el proyecto de AGP fue la celebración en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, en noviembre de 2022, del Seminario Internacional sobre Almacenamiento Geológico Profundo, con dos objetivos principales: repasar la situación actual en España y el estado de desarrollo en el ámbito europeo de los AGP, contemplando todas sus facetas. El encuentro sirvió de foro para el debate técnico y la participación social en torno a las opciones para adoptar una solución definitiva y el planteamiento de distintos puntos de vista.

El seminario proporcionó una visión de los aspectos más relevantes para el desarrollo de un AGP. Las sesiones presentaron, entre otros aspectos, la posición ante el AGP de las tres organizaciones estatales involucradas, el marco legislativo actual en España sobre gestión del CG y de los RRAA, el desarrollo normativo a nivel internacional en materia de AGP y cómo adecuar el marco regulador español para el desarrollo del proyecto.

También se presentaron las conclusiones de los estudios llevados a cabo en España desde finales de los años 80 y las principales líneas de I+D en las que se está trabajando actualmente.

Además, los expertos internacionales mostraron las experiencias de otros países (Suiza, Alemania, Francia, Finlandia y Suecia) en los procesos seguidos para la selección de emplazamientos y el licenciamiento del AGP. También se puso de manifiesto la importancia y las claves para mantener un diálogo fructífero operador-regulador. Del mismo modo, se analizaron las necesidades de información y participación públicas en el proceso de selección de emplazamiento, explorando el papel de las comisiones consultivas como medio de información y participación pública y proporcionando la visión de países como Francia, Suecia y Alemania.

Situación internacional

En el ámbito internacional no son muchos los países que tengan ya un planteamiento completo de su AGP. Destacan Estados Unidos, con su instalación WIPP en Nuevo México para residuos de larga vida provenientes del programa militar americano, y Finlandia, en la que Posiva (responsable de llevar a cabo el proyecto) lleva construyendo desde 2015 las instalaciones subterráneas de su AGP en Olkiluoto, a unos 500 m de profundidad. En 2021 presentó la solicitud de autorización de explotación del AGP. 

Amparado bajo un marco normativo específico para este proyecto (Regulation on the Safety of Disposal of Nuclear Waste STUK Y/4/2018 y Guías YVL D.5 y D.7 de 13/02/20218) y reforzado por los trabajos en su URL (Onkalo® , en formación de roca cristalina a 455 metros de profundidad) Finlandia ha conseguido mediante un proceso transparente y basado en el diálogo social un emplazamiento elegido voluntariamente y el apoyo de la opinión pública.

Francia también está a la cabeza del grupo internacional, con un emplazamiento elegido desde 2006 (Cigéo, en Meuse/Haute-Marne) y una detallada hoja de ruta para el desarrollo del proyecto. Andra, la agencia nacional para la gestión de residuos radiactivos, presentó en 2023 la solicitud para la autorización de construcción del AGP en arcillas a unos 490 metros de profundidad. En el caso francés destacan las actividades de diálogo social, llevadas a cabo mediante debates públicos, conferencias ciudadanas y comités locales de información, y los variados comités de acompañamiento del proceso.

En Suecia, SKB (compañía sueca para la gestión del CG y de los RR) dispone de un laboratorio subterráneo en Äspö, al norte de Oskarshamn (en roca cristalina, a 460 metros de profundidad) y de emplazamientos para la planta de encapsulamiento y para el AGP (en los municipios de Oskarsham y Östhammar, respectivamente). En 2022 el Gobierno sueco concedió dos licencias separadas para construir y operar la instalación de encapsulamiento y el AGP y se espera que en 2024 se lleve a cabo el proceso formal de licenciamiento para iniciar la construcción de ambas instalaciones.

Conclusiones

El AGP es la solución internacionalmente aceptada para la gestión segura a largo plazo del CG y de los RRAA. Tras más de 30 años de experiencia en la investigación, en el momento actual el conocimiento científico y técnico requiere el apoyo político y social.

Para el éxito del proyecto AGP es necesario disponer de una estrategia, una normativa y un programa por fases lo suficientemente robustos para proporcionar los objetivos y el respaldo político y social necesarios para su desarrollo.

El compromiso político debe ser sólido y a largo plazo, especialmente desde la primera etapa de selección del emplazamiento para albergar el AGP, que supone un hito fundamental y debe contar con un soporte normativo adecuado. En todas las fases, la aceptación pública es fundamental y es necesaria la interacción y el diálogo entre las partes interesadas: reguladores, comunidades, Gobierno, licenciatario y ciudadanía.

La cooperación internacional es esencial, porque permite compartir experiencias, desarrollar proyectos de investigación conjuntos y discutir soluciones a problemas concretos.

En España, como respuesta a las recomendaciones de la misión IRRS/Artemis, se han reactivado las actividades para el desarrollo del AGP: Enresa ha incorporado en el 7º PGRR un nuevo programa para el AGP y se ha creado un grupo de trabajo tripartito (MITERD, CSN y Enresa) para proponer instrumentos legales y definir las etapas, responsabilidades y los puntos de decisión que permitan el desarrollo del AGP. Con objeto de servir de foro para el debate técnico y la participación social, en noviembre de 2022 se celebró en Madrid un seminario internacional que sintetizó el estado del arte en el desarrollo del AGP y los aspectos clave a abordar en la situación actual.