CSN Guía sobre protección radiológica en el manejo de fallecidos tras un tratamiento con radionucleidos - Alfa 54 Revista Alfa

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Alfa 54

El uso de las radiaciones para tratar a los enfermos de cáncer ha recorrido una larga trayectoria, uno de los últimos avances es la teragnosis, una terapia personalizada, que prolonga la vida del paciente y reduce los efectos secundarios. Algoritmo es una de las palabras que mayor difusión han tenido en los últimos años, ya que se sabe que está detrás de muchas aplicaciones tecnológicas y cuya utilización suscita temores. 
En la parte más técnica de la revista ofrecemos un artículo dedicado al almacenamiento geológico profundo, considerado por los expertos como la opción más adecuada para la gestión final de los residuos radiactivos. Además analizamos la contaminación radiactiva de las pruebas nucleares atmosféricas realizadas por las grandes potencias, entre 1945 y 1980 y abordamos la guía sobre protección radiológica en el manejo de fallecidos tras un tratamiento con radionucleidos.
La entrevista de este número es para Eloísa del Pino, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que muestra la situación actual del mayor organismo español de I+D+i y sus perspectivas de futuro.
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Guía sobre protección radiológica en el manejo de fallecidos tras un tratamiento con radionucleidos

Texto: David Masedo Martín | Inspector del Área de Inspección de Instalaciones Radiactivas y Asunción Díez Sacristán | Consejera Técnica del Área de Instalaciones Radiactivas y Exposiciones Médicas 

Entre el 14 y el 26 de octubre de 2018 se desarrolló en España la misión combinada del Servicio Integrado de Revisión Reguladora (IRRS) y del Servicio Integrado de Revisión para Programas de Gestión de Residuos Radiactivos y Combustible Gastado, de Clausura y de Restauración (Artemis) del OIEA. Una de las conclusiones del informe final emitido como resultado de la misión identificaba que la legislación española en el momento del desarrollo de la citada misión no contenía disposiciones relativas a las fuentes encapsuladas o no encapsuladas contenidas en personas fallecidas o en restos humanos. Dicha cuestión había sido detectada previamente por el Consejo de Seguridad Nuclear en la fase de autoevaluación previa a la realización de la misión IRRS, incluyéndose una tarea específica en el plan de acción elaborado por el organismo.

Por ello, dentro del Foro Sanitario de Protección Radiológica se creó un grupo de trabajo para elaborar una guía que incluyera recomendaciones o directrices para el manejo, desde el punto de vista de la protección radiológica, de personas fallecidas o restos humanos tras haber recibido un tratamiento con material radiactivo.

Si la muerte de un paciente tratado con material radiactivo se produce antes de que haya pasado un determinado tiempo (denominado tiempo de seguridad) desde la administración de la fuente radiactiva, será necesario realizar la práctica correspondiente (autopsia, embalsamamiento, incineración o hidrólisis alcalina) adoptando unas precauciones adicionales, que se describen en esta guía, con objeto de reducir el riesgo debido a la radiación. En cambio, si el fallecimiento se produce pasado el tiempo de seguridad se podrá seguir cualquier práctica mortuoria con toda normalidad.

En la guía se han contemplado los casos de fallecimientos (o gestión de restos humanos) posteriores a una terapia reciente con radionucleidos no encapsulados (Sr-89, Y-90, Sm-153, Lu-177, Ra-223, Ho-166, P-32, y I-131) y radionucleidos encapsulados, mediante implantes permanentes de semillas de I-125 para tratamientos de cáncer de próstata.

No son objeto de la guía los casos de fallecimientos de pacientes con material radiactivo incorporado para el diagnóstico, ya que, por lo general, la concentración de material radiactivo potencialmente existente en el cadáver no es significativa, por lo que no es preciso, con carácter general, tomar precauciones especiales. Tampoco es objeto de la guía los casos de fallecidos que hayan incorporado material radiactivo como causa de una emergencia radiológica o nuclear.

Los riesgos radiológicos en la manipulación de fallecidos se reducen aplicando las medidas básicas de protección radiológica; tiempo, distancia y blindaje. La guía incluye recomendaciones para minimizar el tiempo de exposición, aumentar la distancia y el uso de barreras.

Para un fácil manejo de la guía se han elaborado unas fichas para cada uno de los radionucleidos indicando los tiempos de seguridad y las precauciones adicionales a seguir si no hubieran transcurrido dichos tiempos. Por ejemplo, si los familiares de un fallecido al que se le realizó un implante de semillas de I-125 cinco meses antes de su fallecimiento, deciden que su cuerpo sea incinerado, la cremación debería realizarse con precauciones adicionales, debido a la radiactividad remanente, ya que el tiempo de seguridad para esta práctica es de 21 meses; en cambio, podrá realizarse sin restricciones un embalsamamiento, ya que el tiempo de seguridad para embalsamamiento en el caso de fallecidos con semillas de I-125 es nulo.

Los objetivos principales de la guía son:

  • Describir cómo se deben aplicar los principios de protección radiológica para garantizar que las dosis recibidas, tanto por parte de los profesionales de la sanidad mortuoria como los miembros del público, sean lo más bajas posibles.
  • Establecer, para los distintos isótopos contemplados en este documento, el tiempo de seguridad, definido como “el tiempo a partir del cual se considera que las prácticas mortuorias pueden llevarse a cabo de la forma habitual, es decir, sin ningún tipo de restricciones adicionales”.

De las conclusiones de la guía, cabe destacar las siguientes:

  • El entierro o sepultura de cadáveres con actividad residual puede realizarse en cualquier momento. El blindaje proporcionado por el ataúd y la tierra o las paredes de una cripta garantizan la seguridad. Tampoco son necesarias precauciones especiales ni restricciones durante el velatorio de personas fallecidas con actividad residual ni durante su transporte.
  • Siguiendo las recomendaciones descritas en este documento, los riesgos radiológicos asociados al manejo de pacientes fallecidos con actividad residual son mínimos, tanto para los profesionales que intervienen en cada una de las fases de atención al fallecido, como para los familiares y el medio ambiente.

La guía se encuentra disponible de forma gratuita en la página web institucional del CSN (www.csn.es).