CSN “Lo que se espera del Consejo es simplemente rigor, neutralidad y transparencia” - Alfa 43 Revista Alfa

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“Lo que se espera del Consejo es simplemente rigor, neutralidad y transparencia”

Francisco Castejón, consejero del Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear

Durante muchos años ha sido el portavoz de Ecologistas en Acción en el ámbito de la energía y de los temas nucleares. Tras ser nombrado miembro del Consejo de Seguridad Nuclear abandonó, obviamente, todos sus cargos en la organización ecologista, pero no renunció a sus puntos de vista. Con todo, asegura que en su nueva responsabilidad se guía por los criterios técnicos y por su sentido institucional. Y esos criterios, junto con su preocupación por la relación del CSN con la sociedad, sobrevuelan la casi hora y media de entrevista, realizada el 18 de mayo a través de una plataforma de videcomunicación, como exigía el confinamiento en que vivíamos en esa fecha. Por su otra faceta de investigador, se muestra entusiasmado por las posibilidades que proporciona la actividad del Consejo en ese ámbito.

Ignacio Fernández Bayo | Periodista científico 

PREGUNTA: ¿Cómo se pasa de la reivindicación a la asunción de responsabilidades?

RESPUESTA: En mi anterior etapa siempre fui muy cuidadoso y decía que el papel del Consejo era la neutralidad y que nuestra postura tenía que ser defendible en cualquier situación. En ese sentido no he tenido que cambiar. De hecho, mi figura en el mundo ecologista ha sido controvertida y he tenido detractores, pero creo que el rigor y la sensatez nos ha permitido llegar muy lejos. Y una ventaja es que puedo ocupar este puesto sin ninguna contradicción. Cuando Carmen Martínez Ten fue nombrada presidenta del CSN me llamó y tuvimos una entrevista. Me preguntó que esperábamos del Consejo y yo le dije que simplemente rigor, neutralidad y transparencia. Y eso es exactamente lo que sigo pensando.

P: Pero dado su activismo anterior algunos vieron extraño su nombramiento.

R: Creo que todos los miembros del Pleno tienen sus propias ideas, opiniones formadas sobre el uso de la energía nuclear de fisión para producir electricidad. Yo también las tengo, pero eso no impide en modo alguno que actúe como regulador, que me sitúe en la objetividad, que evalúe los informes técnicos y que obre con unas altas exigencias. Lógicamente mi punto de vista no es el mismo que antes; aquí tengo muchísima información, me encuentro con profesionales que hacen su trabajo de forma muy digna e intento actuar de acuerdo con mi responsabilidad.

P: Entonces, ¿se siente cómodo en el Pleno del Consejo?

R: Sí, me siento cómodo, creo que estoy apropiadamente formado para este trabajo, me gusta mucho la parte técnica, el ver con detalle los informes, examinar las exigencias de los técnicos en todos los campos... Es un trabajo duro, a veces hay que echarle muchas horas, debatir mucho con los otros miembros del Pleno, pero eso es algo que se adapta bien a lo que a mí me gusta. Echo de menos un poco la investigación, quizás.

P: En esos debates ¿se consigue fácilmente la unanimidad?

R: No. Hay que discutir mucho y todos ponemos, creo, de nuestra parte para entendernos y para convencernos. De hecho, me parece que es uno de los ejercicios más interesantes que hacemos. Una vez que tienes tu postura tomada ser capaz de argumentarla para convencer al resto del Pleno o ver en qué aspectos puedes ceder para llegar a un consenso. Se consigue, pero cuesta. Ha habido algunos temas en los que no se ha llegado a la unanimidad, pero creo que en los asuntos más importantes este Pleno ha conseguido consensos interesantes.

P: Usted ya conocía el Consejo como miembro de su Comité Asesor. ¿Ha cambiado su perspectiva?

R: Pues tuve la suerte de ser miembro de ese Comité desde su fundación, desde su puesta en marcha hasta mi nombramiento como consejero y ha cambiado mi perspectiva, pero no del todo. Hay que intentar que el CSN sea una institución próxima a la sociedad, lo más abierta posible, para poder atender las solicitudes de información y para que seamos permeables a las preocupaciones ambientales de los ciudadanos. El Consejo Asesor es una buena idea, pero creo que no se le está sacando todo el provecho que podría tener. Y desde mi nuevo papel sigo trabajando en ello.

P: El CSN tiene una intensa actividad internacional en la que usted está ahora participando, ¿cómo ve esas relaciones internacionales?

R: Antes tenías ciertas nociones de esa actividad, pero ahora la vivo en directo, diversas convenciones, reuniones en el OIEA... y algo muy interesante, las relaciones bilaterales con otros organismos reguladores. Tengo la fortuna de encargarme de esas relaciones con la ASN, el regulador francés, y ver qué interesantes políticas de comunicación tienen. En ese sentido creo que nos viene bien incorporar algunas ideas. También a nivel de intercambio de experiencias reguladoras, resulta esclarecedor ver cómo ellos han atacado algunos problemas como, por ejemplo, accidentes en aceleradores de hospitales, que nosotros también hemos tenido.

P: La investigación ha sido siempre un elemento clave para el CSN con el objetivo de mantener su nivel técnico al día. ¿Cómo está actualmente el Plan de I+D del CSN?

R: Yo creo que estas actividades dependen en mucha medida del interés de cada Pleno; hay algunos que le dan más valor que otros. En este caso creo, y el Pleno actual también, que es una actividad muy importante porque nos enfrentamos cotidianamente a nuevos desafíos. Por ejemplo, hay nuevas instalaciones radiactivas y nucleares que nos obligan a aprender. Tres ejemplos de ello son el Centro de láseres pulsados ultracortos de Salamanca; las instalaciones de protonterapia para tratar el cáncer, de las que ya hay materiales. Existe una posibilidad de separar el haz del acelerador para hacer otras pruebas, incluso médicas. Será un elemento muy importante para la Universidad de Granada.

P: ¿Está ya decidido que se haga en Granada?

R: Bueno, la UE ha dicho que sí, que el candidato europeo es Granada, tras competir con otros países. Allí estará IFMIF-Dones, que es un primer paso para el futuro IFMIF, que será 2,5 veces más grande, pero al ser un proyecto modular, lógicamente donde se instale IFMIF-Dones se instalará IFMIF. Es un proyecto de mucha envergadura, ya que supone como una quinta parte del ITER. Su consecución ha sido un hito importantísimo y una clave para la elección ha sido la existencia de un organismo regulador como el CSN, que ha demostrado su capacidad para licenciar este tipo de instalaciones.

P: ¿Cuáles considera que son actualmente las fortalezas y las debilidades del CSN?

R: Bueno, yo creo que la principal fortaleza es su personal, tiene un buen equipo técnico, capaz de afrontar los desafíos, como está demostrando. En cuando a las debilidades, creo que habría que mejorar mucho en organización, que la gente sepa mejor lo que tiene que hacer, mejorar los debates técnicos y cómo se resuelven. Y debe mejorar la relación de la institución con la sociedad, que muestre lo que hace y reciba las inquietudes de la sociedad en general y no solo de sus grupos de interés. A mí me parece que son los desafíos que debe afrontar y creo que hay room for improvement, sitio para mejorar.

P: Sobre la relación con la sociedad, usted quiere poner en marcha un proyecto de ciencia ciudadana. ¿En qué consiste?

R: A los que nos gusta la ciencia nos gusta divulgarla, pero también dar un paso más allá y conseguir que la sociedad haga ciencia. Y tiene que ser ciencia, algo riguroso, que aporte conocimiento. Las experiencias que he tenido de ciencia ciudadana muestran que los ciudadanos pueden aportar; por ejemplo, con sistemas de medida y que luego un grupo de especialistas las interprete. En nuestro campo, una posibilidad obvia tiene que ver con la radiactividad ambiental, además existen tantos miedos que acercar a los ciudadanos a este fenómeno ayuda a que vean que no es algo misterioso, que se puede controlar. El proyecto que estamos impulsando, tiene dos partes. Una es hacer un hackaton para intentar desarrollar un sistema de medida que pueda instalarse en gunda parte sería extender el uso de esas aplicaciones entre diferentes cohortes de ciudadanos colaboradores, y que aprendan lo que es la radiactividad, la protección radiológica, etc.

P: Los centros de enseñanza serían un posible canal.

R: Absolutamente; serían “el canal”, tanto a nivel universitario como de enseñanza media. Y se podría conseguir implicar también a los ayuntamientos, a la Fecyt (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) y a otras instituciones. A partir de ahí no sabemos qué evolución podría tener el proyecto. Nos interesa que sea fiable, con rigor científico, y a la vez que sirva para divulgar entre estas comunidades. Evitaríamos así outsiders, malintencionados y otros por el estilo, que siempre existen.

P: ¿En qué momento está el proyecto?

R: Bueno, estamos en la fase de definición y si no fuera por la covid-19 ya estaríamos en marcha. Esto del hackaton aquí en España puede parecer excéntrico, pero hay muchos ejemplos de que se ha hecho en otros sitios con mucho éxito. Por ejemplo, la NASA, o la ESA con el CanSat (satélite en una lata), que consigue que los participantes lancen instrumentos caseros a 1 km de altura. Muchos centros de alto nivel, como el MIT, los han puesto en marcha para abrirse a la sociedad y conseguir el interés de los ciudadanos en sus actividades.

P: Otro de sus proyectos es el hacking ético. ¿En qué consiste?

R: Es otra práctica de apertura a la sociedad. Internet nació en el CERN y muchísimos informáticos se han formado en el entorno del CERN. Por eso es hoy el centro que más ataques de hackers recibe de todo el mundo, por simple diversión o entrenamiento. Por eso, algunos profesores han pensado que se puede aprovechar para fines benéficos esa afición de sus estudiantes por atacar todo tipo de instalaciones. Han llegado a acuerdos con instituciones para permitir que esos estudiantes ataquen sus sistemas, encuentren sus debilidades y finalmente se las comuniquen para mejorar su seguridad, que aprenda de sus debilidades cibernéticas. Hay muchas instituciones que lo hacen, aunque no todas se pueden decir abiertamente, porque son confidenciales, pero creo que al CSN nos puede ayudar.

P: Por ejemplo, una central nuclear...

R: Una central nuclear para empezar está aislada computacionalmente, así que no cabrían ese tipo de ataques.

P: Uno de los temas candentes para el CSN es la extensión de vida de las centrales. ¿Qué opina del proceso de renovación de licencias actualmente en marcha y que permite superar el plazo de vida útil de las centrales previsto inicialmente?

R: Sobre el tiempo que una central nuclear debería funcionar yo tengo mi opinión, pero eso no cuenta ni debe contar. Lo que nos compete a todos los miembros del Pleno es analizar los informes de evaluación de los técnicos y conseguir que los requisitos de seguridad sean los más altos posible. En definitiva, garantizar que la probabilidad de accidente durante el tiempo que se extienda el funcionamiento de la central sea despreciable.

P: Ahora se acumulan las renovaciones de licencias. ¿Está siendo sencillo?

R: Mi primer ejercicio en este aspecto ha sido la autorización de Almaraz I y II que ha sido una evaluación compleja porque entra ya en operación a largo plazo. Ha habido que hacer una revisión periódica de seguridad, que correspondía a los 10 años y, además, ha habido que evaluar otros elementos, como la protección contra incendios. Y hemos tenido que hacerlo en estos tiempos, mediante teletrabajo e impactados por la situación que estamos viviendo. Y creo que lo hemos hecho bien, con un resultado satisfactorio y en plazo. Creo que el Consejo está capacitado para afrontar lo que le viene por delante. Nos quedan cinco reactores más que habrá que ir evaluando.

P: El próximo será Vandellós II y en poco tiempo ¿no?

R: Su permiso termina el 26 de julio, así que debemos terminar la evaluación de la solicitud un mes antes, pero tenemos la ventaja de lo aprendido en Almaraz, que nos va a ser muy útil.

P: De acuerdo con el calendario previsto, en 15 años se habrán cerrado todas las centrales nucleares españolas. ¿Está preparado el Consejo para la intensa actividad que supondrá el desmantelamiento de todas ellas en muy pocos años?

R: Absolutamente sí. Tenemos la ventaja de que hemos licenciado el desmantelamiento de una central refrigerada por gas y moderada por grafito, Vandellós I, y una de reactor de agua a presión, José Cabrera, aunque era pequeña, y ahora nos vamos a enfrentar al de Garoña, que es un reactor de agua en ebullición. Así que esta institución, junto con Enresa, que es la empresa que lleva a cabo los desmantelamientos y la gestión de los residuos, se habrá enfrentado a tres tecnologías bien diferentes, con un rango de aprendizaje que pocas instituciones en el mundo tienen ni tendrán. Creo que si somos capaces de extraer lecciones de estos tres casos podremos hacerlos valer en los siguientes procesos que nos vengan, y también a nivel internacional, donde este aprendizaje nos colocará en una excelente posición.

P: Usted está en el comité de enlace con Enresa para el desmantelamiento de José Cabrera. ¿Cómo está el proceso?

R: Está prácticamente terminado. Queda muy poco y la gente de protección radiológica dirá cuándo se puede liberar el emplazamiento y devolverlo a sus titulares para otras actividades, lo que será un ejemplo. Lo que tenemos es un grupo de trabajo para extraer las lecciones aprendidas del proceso.

P: ¿Y qué lecciones han sido?

R: El desmantelamiento de José Cabrera ha sido modélico desde muchos puntos de vista, entre ellos el técnico: se ha avanzado mucho en la reducción de residuos a gestionar, en cómo se hicieron los cortes de los internos de la vasija, etc. Muchos aprendizajes de primera línea. Y se trata de que todo lo que hemos aprendido se pueda utilizar en el futuro e incluso mejorar, porque siempre se puede mejorar.

P: ¿La reducción de la cantidad de residuos ha sido por una redefinición de la clasificación de materiales?

R: Siempre cuando se intenta reducir hay que moverse con cuidado. Yo creo que entra dentro de la normalidad. Hay unos límites y mínimos de exención. Y una cosa no quita la otra, que el esfuerzo por reducir está bien y cuando ya no se puede reducir más, pues no se puede.

P: El combustible y otros residuos de alta actividad están actualmente en un Almacén Temporal Individualizado (ATI) en el emplazamiento. ¿Tienen ya un destino previsto?

R: Esta es la pregunta del millón de dólares. Según el borrador del VII Plan General de Residuos su destino es un ATC (Almacén Temporal Centralizado); es decir, todo el combustible gastado más los internos de las vasijas de las centrales nucleares, que hoy se están depositando en los ATI se llevarían a un ATC. Y según ese mismo borrador, finalmente el destino sería un AGP (Almacenamiento Geológico Profundo), que se pondría en marcha hacia finales de este siglo. En cualquier caso, las decisiones sobre este destino no le competen al Consejo sino al Gobierno. De momento están en el ATI. Están seguros, y el papel del Consejo es vigilar que sigan seguros hasta que se tome una decisión sobre su destino final. ENRESA abre ahora la posibilidad de instalar ATD (Almacenes Temporales Descentralizados) en lugar del ATC.

P: ¿Todas las centrales tienen ya un ATI?

R: Bueno, todas no, pero por la fuerza de los acontecimientos la mayor parte sí, con la excepción Vandellós II. Las demás o tienen ya uno en funcionamiento o tienen un proyecto para construirlo. Creo que el problema viene de que el VI Plan de Residuos preveía disponer de un ATC para 2010 y no se consiguió, por lo que las centrales han tenido que almacenar su combustible gastado mediante esta alternativa.

P: La existencia de esos almacenes temporales en las propias centrales ¿no es un indicio de que no se va a hacer un ATC?

R: Bueno, no me corresponde a mí decirlo, pero de momento el problema que hay en la gestión de los residuos es que los acontecimientos nos van atropellando. Creo que haría falta una clara definición política sobre la cuestión.

P: Y mientras no haya un ATC se mantiene el problema de los residuos de Vandellós I, que siguen en Francia, y por los que se sigue pagando un alto precio.

R: Efectivamente, tenemos unos residuos que se enviaron a reprocesar a Francia y que a Enresa le supone pagar una fianza diaria, pero después, cuando ese combustible vuelva a España, se devolvería. Lógicamente, estaría bien disponer de una instalación para que ese combustible pudiera venir. Pero no creo que esto sea un elemento definitorio de la política de gestión de los residuos, creo que es mucho más relevante ver la duración del parque nuclear y qué se va a hacer con los residuos de cada una de las centrales.

P: Usted personalmente, objetivamente, ¿qué opción le parece la mejor?

R: Mi opinión personal, sin valorar los argumentos técnicos, sería ir directamente a un AGP, sin pasar por el ATC. La opción de los ATD facilitaría este proceso, pero hace falta mucho trabajo técnico para tomar esa decisión.

P: El AGP originalmente era un destino cerrado, pero luego empezaron a surgir modelos de AGP recuperables. ¿Ese sería el modelo adecuado?

R: Creo que es obligado. Desde el punto de vista técnico y también ético. Los residuos deberían poder ser recuperables. Yo creo que ya es posible tecnológicamente, no hay obstáculos insalvables. Si nuestros conocimientos sobre radiactividad, resistencia de materiales, transmutación etc. han aumentado muchísimo en un siglo, quien sabe si a la vuelta de unos años seremos capaces de neutralizar esas sustancias e incluso reutilizarlas.

P: Usted está en un grupo de trabajo que pretende modificar la Instrucción de Seguridad IS-10, sobre la notificación de sucesos. ¿En qué consiste la propuesta?

R: La notificación de sucesos creo que es importantísima en todo lo que tiene que ver con la transparencia y la comunicación con la sociedad. Tiene que ser un valor claro. Estamos trabajando en deshacer cambios que se introdujeron en el pasado y para mejorarla en su conjunto, incluyendo actualizaciones de las notificaciones, no solo sobre seguridad nuclear sino también sobre protección radiológica. 

P: Actualmente hay incidentes que no son notificables.

R: Exacto. Y hay que conseguir que los que tengan cierta relevancia lo sean. Un trabajo que también hicimos fue deshacer un cambio en la clasificación de la escala INES por el que se recortaba la comunicación al público. Hemos adecuado nuestro sistema de clasificación a lo que se recomienda internacionalmente. Este trabajo ya se ha hecho y creo que ha sido positivo para el Consejo porque la clasificación ahora es más mucho más justa y certera de lo que era.

P: ¿Había que definir claramente qué correspondía a cada peldaño de la escala?

R: En particular había algunos sucesos sin iniciador que directamente se clasificaban como Nivel 0, cuando la guía de la OIEA los encuadra en nivel 1. Si ha habido un fallo hay que clasificarlo y el público tiene derecho a saberlo.

P: ¿Cómo van a quedar las notificaciones tras los cambios?

R: Ahora son de una hora, de 24 horas y de un mes. En las notificaciones a un mes, el proceso es demasiado largo, llegan tarde y no se ponen en marcha todos los mecanismos adecuados. Esas son las cosas que vamos a cambiar, que las notificaciones no puedan aplazarse, que se notifique lo que se tenga que notificar. Vamos a revisar las notificaciones de una hora, que pensamos que es un plazo muy exigente y vamos a proponer extenderlo a cuatro horas. Quedarían pues notificaciones a cuatro horas, a un día y a un mes. Pero lo importante es que quede claro lo que corresponde a cada uno, que los mecanismos que se deben poner en marcha, como la búsqueda de las causas raíces, se activen en su momento y que el público pueda saberlo.

P: El Parlamento encargó la revisión de algunos procedimientos del CSN. ¿Cuáles son y qué se está haciendo?

R: Uno era éste de las notificaciones, otro el que regula las revisiones periódicas de seguridad, que es muy relevante ante la actual renovación de los permisos de explotación, y otro el procedimiento para dirimir discrepancias técnicas dentro del Consejo. En este caso hemos lanzado unos criterios generales, que permiten hacer la trazabilidad del problema, saber quién discrepa de quién y hasta donde. Y por otro lado hemos puesto en marcha una comisión de garantías donde las dos partes intenten llegar a un consenso y, si no lo alcanzan, la comisión puede tomar partido por uno de los discrepantes.

P: ¿Esas discrepancias son frecuentes?

R: Lo cierto es que se han dado algunas, no me atrevo a decirte si son muchas o pocas. Pero lo que es importante es que se puedan resolver adecuadamente. Este procedimiento va en esa dirección y un poco más allá. Se pretende que el proceso para dirimir la discrepancia sea lo más objetivo posible y no tenga en cuenta los criterios jerárquicos sino el rigor técnico.

P: Usted pertenece a la comisión para el cumplimiento de la directiva 2014/87 de Euratom sobre protección radiológica. ¿Qué se está debatiendo?

R: La trasposición de esta directiva tiene un retraso enorme, porque afecta a diferentes ámbitos y ministerios. Había un plazo de cinco años para trasponerla, que ya ha vencido, y la Unión Europea nos ha apercibido y podría imponernos una sanción. El Consejo lidera un esfuerzo para cumplir con ella, el problema es que al ser multidisciplinar afecta a diferentes reglamentos, como el de protección sanitaria y el de protección ambiental y es complejo.

P: ¿Nos van a multar o lo vamos a conseguir?

R: Yo creo que lo vamos a conseguir, pero no solo depende del Consejo.

P: Creo que también pretende revisar el control radiológico ambiental.

R: Sí, el Plan de Vigilancia Radiológica Ambiental es otro de los elementos que nos gustaría abordar. Actualmente el impacto radiológico está muy centrado en las personas y en reducir las dosis que recibirían. Esto tiene cierta lógica, pero creo que podríamos dar un paso más allá y tener en cuenta también otros aspectos medioambientales , saber qué impacto tendrían ciertos niveles de radiactividad sobre la flora y la fauna. Tiene sentido para la protección de la biodiversidad, pero también desde la perspectiva económica, porque hay muchos ecosistemas y cultivos que pueden sufrir por estas exposiciones. El Pleno aprobó abrir una línea de investigación en este sentido.

P: Pero la red REVIRA ya recoge estas mediciones ¿no?

R: Sí, la red REVIRA mide. Es una excelente red y es modélica porque cualquiera puede consultar los datos en la web del Consejo. Pero esta red lo que mide es emisión, no mide dosis. Hay que pasar de medir unos niveles de radiactividad ambiental a determinar el impacto que estos niveles pueden tener sobre los seres humanos y también sobre los ecosistemas, la flora y la fauna. Estamos en condiciones de abordar esto.

P: Por último, me gustaría saber qué espera aportar al CSN.

R: Si después de mis seis años aquí contribuyo a que el Consejo sea más eficaz, transparente y más neutral creo que podremos estar satisfechos; habremos hecho un bien para el país.