CSN “La comunicación pública es una piedra angular de la seguridad nuclear” - Alfa 57 Revista Alfa

Saltar al contenido

Su versión de Internet Explorer no es la adecuada para una correcta visualización de esta página web. Debe utilizar Internet Explorer 9 o superior.

Aceptar

Contenido principal

Alfa 57

La nanotecnología es la máxima expresión de la tendencia a la miniaturización que ha caracterizado a la electrónica durante las últimas décadas. Un nanómetro es una milmillonésima de metro, apenas un poco por encima del tamaño de los átomos. Este número también aborda el funcionamiento de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP), una institución científica independiente, reconocida internacionalmente como la fuente más fiable de información y opinión en el ámbito de la protección radiológica. Presentamos igualmente las actividades que el CSN realiza en investigación y desarrollo dentro de su ámbito de actuación, a través de su Plan de I+D+i y de su participación en proyectos nacionales e internacionales. 

En los apartados técnicos, un artículo está dedicado al proceso de migración de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento Mejoradas (ETFM) en las centrales nucleares españolas, que culmina en junio de este año. El segundo se centra en las lecciones aprendidas por parte del Consejo durante el desarrollo del Plan de Inversión en Equipos de Alta Tecnología Sanitaria (INVEAT).

Atrás

“La comunicación pública es una piedra angular de la seguridad nuclear”

William D. Magwood IV (Pittsburgh, Pennsylvania, (1961) dirige desde septiembre de 2014 la Agencia de Energía Nuclear (NEA), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Licenciado en Física por la Universidad Carnegie Mellon en 1982 y con un máster en Bellas Artes en la Universidad de Pittsburgh, cuenta con una extensa experiencia internacional en temas de regulación y desarrollo de la energía nuclear. A lo largo de su trayectoria ha dirigido programas de investigación de servicios eléctricos y políticas nucleares en diversas instituciones, como el Edison Electric Institute, en Washington DC, y fue investigador en la Westinghouse Electric Corporation, en Pittsburgh. De 1998 a 2005 fue director del Programa de Energía Nuclear Civil del Departamento de Energía de Estados Unidos. En esa época estableció el Laboratorio Nacional de Idaho y lanzó importantes iniciativas, como el Foro Internacional Generación IV y el programa estadounidense Nuclear Power 2010, que ayudó a reiniciar la construcción de plantas nucleares en Estados Unidos. Entre 2010 y 2014 fue uno de los cinco consejeros de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de EE. UU., donde defendió la importancia de la independencia de los reguladores nucleares.

Texto: Adriana Scialdone García | Área de comunicación del CSN. Fotos: Julio Fernández González 

PREGUNTA: ¿Qué papel juega la NEA en el conjunto de asociaciones e instituciones de reguladores nucleares?

RESPUESTA: La NEA ha existido durante más de 65 años y, principalmente, nuestro papel ha sido facilitar la cooperación entre los países más desarrollados en relación con el uso de la tecnología nuclear. Nuestros miembros suman alrededor del 85 % de toda la capacidad instalada y, por tanto, la mayor experiencia en regulación, política y gestión de residuos, así que reunimos a todos estos expertos para resolver los retos que surgen. Nuestro papel abarca todos los aspectos civiles de la tecnología nuclear, incluida la operación segura, el desarrollo de instalaciones nucleares, la regulación, la eliminación de los residuos, el desmantelamiento, la protección contra la radiación, el derecho nuclear, la física nuclear... en realidad una amplia gama de áreas de la ciencia y la tecnología. Además, contamos con diferentes mecanismos para propiciar la cooperación y hemos ampliado nuestro mandato recientemente para incluir no solo la colaboración entre gobiernos, que ha sido nuestro sello distintivo durante muchos años, sino también al sector privado. En la actualidad, abarcamos mucho más de lo que hacíamos antes. Y lo que es más importante, estamos creando una red para que las universidades de todo el mundo cooperen para abordar los retos en el campo de la educación y la formación.

P: Lleva casi diez años al frente de la NEA. ¿Cuáles considera que son los hitos de su gestión?

R: Bueno, ha habido muchos cambios en la Agencia desde que llegué. Ahora hay más mujeres que hombres en cuanto a personal de gestión sénior. Es una cuestión que me enorgullece. Cuando llegué a la Agencia, nunca había habido una mujer al frente de una división técnica y durante mi mandato se nombró a la primera. Creo que este hecho lleva a la agencia al siglo XXI, pero también nos brinda acceso a más experiencia, energía y creatividad, porque nuestra plantilla ha cambiado. También me interesa centrarnos no solo en los aspectos técnicos de la seguridad, sino también en los aspectos humanos. Hay que reconocer que cosas como la cultura de seguridad o la comunicación pública son extraordinariamente importantes para el futuro del sector nuclear. Antes la agencia había tenido algunas actividades en estos asuntos, pero no un enfoque a largo plazo. Ahora se han convertido en la piedra angular de nuestro trabajo. Estoy muy orgulloso de que estemos trabajando estrechamente con el sector educativo, un aspecto determinante en la actualidad.

P: Como comentaba, la igualdad y diversidad de género es un elemento importante. ¿Qué medidas está tomando la NEA en estas áreas para mejorar la situación?

R: Este es uno de los aspectos de los que estamos muy orgullosos. Los datos decían que solo el 20 % de la fuerza laboral en ciencia y tecnología nuclear era femenina, lo cual es realmente poco. Identificado el problema consideramos que lo mejor para corregir la situación era una recomendación de la OCDE. Nos dijeron que nunca obtendríamos un consenso, pero seguimos adelante y, en junio de 2023, el ministro de la OCDE aprobó la recomendación, que aspira a atraer y retener a más mujeres al sector nuclear. Creo que sólo ha habido 17 recomendaciones en toda la historia de la OCDE y esta es la más reciente. Además, necesitamos abordar los desafíos a los que las mujeres deben hacer frente, como la obtención de posiciones de liderazgo. Hemos formado un grupo de alto nivel, en el que España participa activamente, con la consejera del CSN Pilar Lucio como representante, que recopilará información sobre qué puestos ocupan las mujeres en las diferentes organizaciones, su salario, su formación y cuántas avanzan hacia puestos de liderazgo, ya que hay muy pocos datos y muy dispersos. Hay que tener una imagen clara de la situación para poder paliarla. España es un ejemplo positivo para otros países, porque recopiló datos hace años y ha logrado un progreso increíble en muchas áreas; está mucho más equilibrada en cuestión de género que otros países.

P: La NEA también trabaja desde hace una década en los aspectos culturales, humanos y organizativos que afectan a la seguridad. ¿Qué lecciones se han aprendido y cuáles ya se están implementando?

R: Siempre hemos mantenido lo que llamamos una cultura de seguridad específica y ahora adaptamos un enfoque que analiza los aspectos culturales de las operaciones y la regulación como no se había hecho antes. Creo que todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones generales, pero hemos tenido un buen comienzo. Una cosa para destacar es cómo entendemos el efecto de la cultura en la seguridad nuclear. Cada país tiene elementos culturales peculiares, que contribuyen a la seguridad y que pueden constituir desafíos. Las iniciativas emprendidas ayudan a comprender cuáles son esos elementos y brindan una oportunidad para mejorar su seguridad y desarrollar una formación específica. También existen características comunes a todos los países a pesar de que sus culturas sean diferentes. Estamos reuniendo un conocimiento único, que nos permitirá extraer conclusiones muy interesantes sobre comportamiento y cultura de seguridad nuclear. La gran lección aprendida es que nadie es perfecto y desde la NEA intentamos ayudar a minimizar el impacto de aquellas áreas en las que el cambio puede ser un desafío y donde juega un papel muy importante la formación.

P: ¿Diría que todo este trabajo sobre la cultura de seguridad se inicia tras lo sucedido en Fukushima?

R: Para mí está claro que antes del accidente hablábamos y pensábamos en estos temas, pero no estaba entre las prioridades. Fue después cuando estos problemas alcanzaron un nivel de atención mucho más alto. De lo contrario, no creo que hubiésemos considerado prestar atención a la cultura de seguridad como lo estamos haciendo ahora. En la actualidad lo ponemos en primer plano gracias a las lecciones aprendidas de Fukushima Daiichi, ya que a partir de ahí se hicieron cambios en la regulación, la formación y la operación de todas las plantas nucleares, con equipos especiales para hacer frente a los riesgos de fenómenos extremos inesperados. Hemos realizado todo ese trabajo técnico de manera excelente, pero es mucho más complejo acometer cambios culturales en las propias organizaciones y la forma en que las personas reaccionan dentro de ellas. Sigue siendo un desafío y por eso es tan importante seguir trabajando en este tema.

P: El CSN tiene una larga trayectoria de colaboración con la NEA, participando activamente en siete comités permanentes y en muchos subgrupos, así como en numerosos proyectos y programas internacionales de investigación y desarrollo coordinados por la Agencia. ¿Cómo valora esta colaboración?

R: Es excelente. En la reunión con el presidente del Consejo hemos hablado de todas las áreas en las que hay una fuerte interacción, comités, grupos de alto nivel, grupos de trabajo y grupos de expertos y estamos muy satisfechos con nuestra colaboración. El CSN es el socio más constante que hemos tenido en España durante muchos años. Los consejeros están muy involucrados en nuestras actividades, participando activamente en los grupos de alto nivel, en los distintos comités y asistiendo a nuestros talleres y actividades. Hemos acordado algunas áreas en las que queremos trabajar juntos, así que esperamos que nuestra colaboración se siga expandiendo.

P: Según su experiencia, ¿dónde radica el valor principal de los expertos de los organismos reguladores en las actividades y
objetivos de la NEA?

R: Una de las cosas que he observado al interactuar con los reguladores que participan en la NEA es que, a diferencia de otras organizaciones internacionales, vienen para mantener conversaciones y debates directos y sustanciales con sus homólogos. No están aquí para transmitir conocimientos o discutir políticas, están aquí para resolver los problemas técnicos a los que se enfrentan y tratar de alcanzar una dirección común entre todos. El hecho de que países como Francia, Japón y Estados Unidos estudien el problema de la seguridad nuclear juntos es algo muy valioso. A menudo observo cómo los reguladores y los operadores trabajan más en equipo alrededor del mundo que antes de lo sucedido en Fukushima Daiichi y eso ciertamente se refleja en el contexto de la NEA. Hay conversaciones tremendamente valiosas y estudios conjuntos que demuestran que los países líderes, con mayor experiencia, pueden involucrarse y hacerlo en una atmósfera de cooperación y asociación. Esta es realmente una de las especialidades de la agencia y una de sus funciones más importantes.

P: Los comités de la NEA revisan periódicamente su mandato, organización y prioridades para adaptarse a un panorama cambiante. ¿Cuáles son los aspectos más relevantes que debe abordar la Agencia desde una perspectiva estratégica?

R: Aunque gran parte de la organización se ha mantenido estable durante muchas décadas, también tratamos de ver las cosas desde nuevas perspectivas a medida que avanzamos, y eso ha conducido a una cierta evolución. Por ejemplo, hace unos años creamos el Comité de Clausura de Instalaciones Nucleares y Gestión del Legado para trabajar en el cierre y desmantelamiento de las instalaciones. Queremos asegurarnos de que las mejores tecnologías y estimaciones estén disponibles para hacer frente a la nueva realidad. Pensando de manera más estratégica, creo que es justo decir que hace ocho o diez años trabajábamos de manera muy tradicional, en el sentido de que buscábamos el consenso en cada actividad, porque prácticamente todos los países de la NEA tenían puntos de vista similares sobre el futuro de la energía nuclear. Ahora, eso ha cambiado drásticamente y creamos grupos de países que estén interesados en temas específicos para trabajar en ellos y establecer marcos concretos. Este nuevo enfoque, en línea con otras organizaciones multinacionales, nos da mucha más flexibilidad, nos hace más receptivos y nos permite reaccionar ante distintas circunstancias y eso se refleja en muchas de las actividades actuales de la NEA.

P: Entre los avances tecnológicos más relevantes de la actualidad se encuentra la inteligencia artificial. ¿Cómo puede ayudar en el ámbito de la seguridad nuclear?

R: Este año vamos a dedicar mucho esfuerzo a centrarnos en la inteligencia artificial y en cómo se aplica al sector nuclear. Ya hemos comenzado a analizar cómo se aplican las tecnologías individuales al sector y tuvimos un taller en Corea hace apenas unos meses que se centró en este tema. Fue muy interesante observar las ideas que surgen y creo que lo que se convertirá en una herramienta estándar en el sector serán los gemelos digitales (modelos virtuales que reflejan con exactitud un objeto físico, proceso o sistema y permiten realizar simulaciones para estudiar su comportamiento digital y adaptar las soluciones al producto real de manera eficiente). De hecho, hablé con algunos de los nuevos proveedores de tecnología de plantas nucleares y me dijeron que los gemelos digitales vendrán incluidos con el plan de venta de las centrales. Me atrevería a decir que pocos reguladores están preparados para lo que se avecina ya que estas tecnologías se están utilizando en muchas industrias, porque no cuentan con personal especializado. Se trata de un gran desafío. Habrá tensión entre lo que la industria quiere hacer y lo que los reguladores están dispuestos a aceptar. No podemos tener un sector nuclear que ignore estos desarrollos tecnológicos, porque si no seremos percibidos como una tecnología anticuada. Tenemos que prepararnos para el futuro, lo que incluye la inteligencia artificial y otras tecnologías.

P: En los últimos años, los pequeños reactores modulares (SMR) han ido ganando importancia. ¿Cuáles considera que son los principales retos que plantean?

R: No creo que las nuevas tecnologías cambien absolutamente las reglas del juego. Las que pueden utilizar residuos nucleares como fuente de combustible serán un gran cambio, pero no los SMR. Pueden generar nuevos nichos en cuanto a solución energética en el futuro, pero sobre todo para aplicaciones particulares, no para satisfacer toda la potencia necesaria. Veo mucho más interés en construir grandes instalaciones de agua ligera. Creo que todo sucederá en paralelo, los reactores de agua ligera junto con estas nuevas tecnologías y, en un futuro, la fusión. Muchos creen que todavía faltan 50 años para conseguirla, pero si realmente llegamos a alcanzar el objetivo de emisiones cero será a través de una combinación de nuclear y renovables. Creo que la dialéctica global está equivocada, no es o nuclear o renovables. Hay que buscar formas de combinar ambas y cada país tendrá que decidir la proporción de cada una. Todos nuestros análisis muestran que las energías renovables funcionan mejor cuando la nuclear trabaja en paralelo.

P: ¿Qué otro avance tecnológico considera que pueda tener un impacto considerable?

R: Creo que la mayor evolución de la energía nuclear estará en los cambios en las aplicaciones. Antes pensábamos únicamente en la generación de electricidad a gran escala y seguirá así, pero ahora evoluciona también a pequeña escala con nuevas aplicaciones; por ejemplo, para el transporte marítimo mercante, para reemplazar los combustibles fósiles, en procesos industriales, en producción de agua limpia... Este nuevo marco de avances es completamente diferente al que teníamos y supone un gran desafío tecnológico para los reguladores de todo el mundo.

P: ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la Agencia para los próximos cinco años?

R: Creo que el mayor desafío que tendremos es el interés en la rápida expansión de la energía nuclear en todo el mundo, en sus distintos contextos. Muchos han cambiado sus políticas para una eliminación gradual de la energía nuclear y otros han decidido construir nuevas plantas en un tiempo muy limitado, lo que tendrá un gran impacto. Por ejemplo, hay países emergentes interesados en construir nuevas plantas nucleares, como Ghana, a donde viajé hace un par de meses, y muchos de nuestros miembros están interesados en ver cómo se desarrolla su programa nuclear desde cero. A la vez, contamos con países en los que ni siquiera se han planteado comenzar; es decir, en los que nunca se han construido centrales nucleares. No creo que estemos en condiciones de abordar todos los problemas que existen. Tenemos que priorizar y encontrar formas de adaptarnos a este nuevo entorno siendo flexibles, pero también buscando recursos fuera de nuestro presupuesto normal para cumplir misiones. Hay miembros que nos necesitan y ese es un gran desafío; cómo conseguir recursos y personal, cómo proceder cuando nuestros miembros están estudiando el uso de la energía nuclear y cómo podemos ayudarles a cumplir sus objetivos, cada uno con su contexto y circunstancias.

P: ¿Cuáles han sido los momentos imprevistos y más difíciles que ha tenido que afrontar?

R: Claramente, la guerra en Ucrania. Una guerra en el continente europeo es algo que nadie había previsto. Su impacto en la política energética mundial ha tenido aspectos tanto negativos como positivos. Un gran impacto en la agencia fue la suspensión de Rusia como miembro, lo que tiene una gran trascendencia en nuestro trabajo y nuestras comunicaciones con un país realmente importante en términos del tejido de empresas nucleares. Lo recuerdo como una gran perturbación y probablemente esté llevando a que el mundo sea diferente. Así que me atrevo a señalar que ese es el gran desafío que tuvimos que afrontar y aú hoy, dos años después, sigue siéndolo. Estamos trabajando para superarlo.

P: ¿Cómo le gustaría ser recordado cuando termine su mandato?

R: Una cosa que he aprendido a lo largo de los años es que si te quedas sentado preocupado por tu legado, nunca lograrás nada. Así que no pienso en esto porque reconozco que no importa cuánto impacto tengas dos meses después de haberlo liderado. Para cualquiera que dirija una organización, su trabajo es dejarla mejor que cuando la encontró. Lo que quiero es poder mirar atrás y decir que dejé una organización más fuerte, relevante y flexible, con mejores servicios a sus miembros que los que encontré. Eso, para mí, es lo más importante.