CSN ICRP: un siglo orientando la protección radiológica mundial - Alfa 57 Revista Alfa

Salta al contigut

Su versión de Internet Explorer no es la adecuada para una correcta visualización de esta página web. Debe utilizar Internet Explorer 9 o superior.

Aceptar

Contenido principal

Alfa 57

La nanotecnología es la máxima expresión de la tendencia a la miniaturización que ha caracterizado a la electrónica durante las últimas décadas. Un nanómetro es una milmillonésima de metro, apenas un poco por encima del tamaño de los átomos. Este número también aborda el funcionamiento de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP), una institución científica independiente, reconocida internacionalmente como la fuente más fiable de información y opinión en el ámbito de la protección radiológica. Presentamos igualmente las actividades que el CSN realiza en investigación y desarrollo dentro de su ámbito de actuación, a través de su Plan de I+D+i y de su participación en proyectos nacionales e internacionales. 

En los apartados técnicos, un artículo está dedicado al proceso de migración de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento Mejoradas (ETFM) en las centrales nucleares españolas, que culmina en junio de este año. El segundo se centra en las lecciones aprendidas por parte del Consejo durante el desarrollo del Plan de Inversión en Equipos de Alta Tecnología Sanitaria (INVEAT).

Vés enrere

ICRP: un siglo orientando la protección radiológica mundial

La Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP por sus siglas en inglés), es una institución científica e independiente, reconocida internacionalmente como la fuente más fiable de información y opinión en el ámbito de la protección radiológica. Creada en 1928, está a cuatro años de ser centenaria. Durante esta larga historia ha proporcionado recomendaciones y orientación sobre todos los aspectos de la protección contra las radiaciones ionizantes. La trasparencia rige su trabajo y por ello se califica a sí misma como un libro abierto para la adopción de las medidas necesarias para reducir al máximo los riesgos derivados del uso de las radiaciones ionizantes.


Texto: Pura C. Roy | periodista de ciencia 

Durante el VI congreso de la International Commission on Radiological Protection (ICRP), celebrado en Vancouver, Canadá, en noviembre de 2022, su actual presidente, Werner Rühm, realizó un llamamiento a fortalecer la experiencia que se tiene en protección radiológica para potenciar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías de radiación usadas en la atención sanitaria, la energía y el medio ambiente con fines beneficiosos. “Es necesario que no se produzcan exposiciones injustificadas o un miedo también injustificado a la radiación, lo que afectaría al bienestar físico, mental y social”, expresó Rühm.

La ICRP nació con la denominación Comité Internacional de Protección contra Radio y Rayos X (IXRPC), y adquirió la actual en 1950. Hoy forman parte de la Comisión más de 250 expertos de una treintena de países. La principal característica de esta organización internacional es su vocación altruista, al carecer de ánimo de lucro. El trabajo que desarrolla y los frutos del mismo son de libre acceso, así como sus simposios bianuales y sus publicaciones, que recogen las prioridades necesarias en investigación para ser consideradas por la comunidad científica internacional. Hasta la fecha, la ICRP ha generado más de cien publicaciones sobre todos los aspectos relativos a la protección radiológica. La mayoría de ellas aborda un área particular, pero algunas, las llamadas recomendaciones fundamentales, describen el sistema general en esta materia.

En su horizonte más próximo está la revisión y la actualización de las recomendaciones generales sobre el sistema de protección radiológica de próxima generación. Si bien actualmente, como afirma la organización, es sólido y ha funcionado bien, debe adaptarse para abordar los cambios surgidos de la ciencia y la sociedad a fin de seguir siendo apto para su propósito de guía. Esta revisión implicará a organizaciones y profesionales de todo el mundo en grupos de trabajo y sus resultados darán lugar a una publicación que reemplazará a la número 103, que es la que está actualmente en vigor.

Su VII Simposio Internacional, celebrado en Tokio del 6 al 9 de noviembre de 2023, tenía como lema: La evolución de la protección radiológica: ciencia y más. Mediante la retroalimentación colectiva se pretendía también detallar la hoja de ruta para el próximo conjunto de recomendaciones fundamentales que guiarán este campo.

“El sistema de protección radiológica se basa en los conocimientos actuales de la ciencia sobre la exposición y los efectos de las radiaciones así como en los necesarios juicios de valor que deben tener en cuenta las expectativas sociales, la ética y la experiencia adquirida en la aplicación de los sistemas radiológicos. A medida que la comprensión de la ciencia y las expectativas de la sociedad han evolucionado con el tiempo, también lo ha hecho el sistema de protección radiológica. Además, las recomendaciones siguen teniendo en cuenta los nuevos usos de la radiación en medicina y otros campos, para ayudar a garantizar un nivel adecuado de seguridad en todas las circunstancias”, explica Eduardo Gallego, catedrático de Ingeniería Nuclear en la Universidad Politécnica de Madrid.

Para Gallego, además de las cuestiones científicas y técnicas, son importantes las de carácter ético: “Evitar hacer daño a las personas es una de las recomendaciones clave de la ICRP. Por lo tanto, es necesario aplicar la prudencia cuando no se tiene el conocimiento pleno de una situación o de los posibles efectos derivados de las radiaciones, porque lógicamente hay en nuestro campo zonas de incertidumbre. Tal vez en otras áreas de la ciencia y la tecnología haya incluso más certidumbres, pero no aquí. Hay que velar por la dignidad y la justicia que merecen las personas sobre todo en situaciones post accidentes”. Los Comités de la ICRP Muchos son los aspectos, campos y aplicaciones que debe abarcar la ICRP. Para ello cuenta en su organigrama con los llamados Comités, nombrados por su numeración ordinal.

El Comité 1 está centrado en los efectos de la radiación desde el nivel subcelular hasta los niveles de población y ecosistema, incluida la inducción de cáncer, enfermedades hereditarias y de otros tipos, el deterioro de la función de tejidos y órganos y defectos de desarrollo. Además, evalúa las implicaciones para la protección de las personas y el medio ambiente.

En el Comité 2 se analizan las dosis por exposición a la radiación. Este grupo desarrolla una metodología dosimétrica para la evaluación de la exposición a la radiación interna y externa, incluidos modelos biocinéticos y dosimétricos de referencia y datos de referencia y coeficientes de dosis, para su uso en la protección de las personas y el medio ambiente. María Antonia López, presidenta de la Sociedad Española de Protección Radiológica (SERP), es actualmente la secretaria científica de este Comité sobre Dosimetría de Radiaciones. “Además formo parte de dos grupos de trabajo de este Comité: el TG 95, para desarrollo de coeficientes de dosis en caso de exposición interna, y el TG 112, para desarrollos de dosimetría en situaciones de emergencia”, explica.

El Comité 3 aborda la protección de las personas cuando se utilizan radiaciones ionizantes en diagnósticos médicos, terapias e investigaciones biomédicas, así como actuaciones de medicina veterinaria. A este Comité pertenece Josep María Martí-Climent, director del Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica de la Clínica Universidad de Navarra. “La pertenencia a un Comité se establece por un periodo de cuatro años, renovable por otros cuatro. En mi caso estoy en el segundo periodo. Para mí supone un honor poder participar como experto y trabajar con personas de gran prestigio y de distintos países para elaborar las recomendaciones. Dentro de los ámbitos del Comité 3, al dedicarme a la medicina nuclear, esta subparcela dentro del gran campo de la medicina, creo que puedo aportar mi experiencia y contribuir con mis conocimientos. Cuando llegué promoví un grupo de trabajo sobre tomografía por emisión de positrones, trabajos que se han llevado ya a consulta pública”.

El Comité 4 proporciona asesoramiento sobre la aplicación de las recomendaciones de la Comisión para la protección de las personas y el medio ambiente de manera integrada para todas las situaciones de exposición. Eduardo Gallego que participa en él, destaca de esta Comisión que “trata de dar las pautas y las mejores recomendaciones para proteger a las personas y al medioambiente de los efectos nocivos a partir de los hechos. Se trata de aprovechar la experiencia ya existente y aplicar el conocimiento, lo que se sabe por los estudios científicos, y tener en consideración los valores éticos y sociales para evitar que se creen desigualdades e injusticias”.

Para Martí-Climent, la representación de España en la ICRP se puede ver como una botella medio vacía o medio llena. “Es positivo que seamos tres, aunque en uno de los comités España no tiene representante. Así que lo deseable sería tener al menos una persona en cada uno de ellos. Colaborar en las recomendaciones de los cuatro comités es importante porque como país nos permite tener todas las perspectivas surgidas de sus grupos de trabajo”.

La ICRP ofrece sus recomendaciones a agencias reguladoras y asesoras y proporciona guías destinadas a servir de ayuda para la gestión y para el personal profesional con responsabilidades en materia de protección radiológica. En la mayoría de los países la legislación en este ámbito se elabora siguiendo las recomendaciones de la ICRP. Las normas básicas internacionales de seguridad para la protección contra las radiaciones ionizantes y para la seguridad de las fuentes de radiación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se basan también en las recomendaciones de la ICRP, así como el Convenio 115 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Las recomendaciones de la ICRP forman la base de las normas, la legislación, los programas y las prácticas de protección radiológica en todo el mundo.

María Antonia López, responsable de Dosimetría Interna del CIEMAT, destaca que ambas organizaciones, la Sociedad Española de Protección Radiológica (SERP), que ella preside, y la ICRP son organizaciones sin ánimo de lucro, que promueven desarrollos científicos en protección radiológica. “La ICRP se focaliza en la protección frente a las radiaciones ionizantes, mientras que en la SEPR abordamos la protección tanto frente a las radiaciones ionizantes como no ionizantes. Y así como el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) aporta una cuota anual de apoyo económico a la ICRP, desde la SEPR no se apoya económicamente a ICRP, aunque se contribuyó en la campaña para el acceso libre a sus publicaciones en 2018”.

Grupos de trabajo

La mayor parte del trabajo de la ICRP, en particular el desarrollo de informes que se publican en Annals of the ICRP, lo realizan los numerosos grupos de trabajo. A menudo, se establece un grupo de trabajo para desarrollar una única publicación, aunque algunos desarrollan más de una. En ocasiones se establece un grupo de trabajo para otros fines, como preparar asesoramiento para la Comisión Principal de la ICRP. Al establecer nuevos grupos de trabajo, la ICRP apunta cuestiones de interés para que los expertos aborden su estudio y selecciona candidatos según criterios de conocimiento sobre el tema.

Para María Antonia López, “las publicaciones de la ICRP contienen todos los avances científicos generados desde los grupos de trabajo, así como las recomendaciones relevantes en los distintos aspectos de la protección radiológica, y son documentación de referencia en España y en el mundo. El ICRP además organiza con frecuencia bianual simposios científicos para presentar loss resultados de sus estudios y promover el debate sobre temas de actualidad en protección radiológica”.

Desde la SEPR se hace un seguimiento muy cercano de los desarrollos de la ICRP, recogiendo y divulgando sus avances más relevantes, especialmente sus publicaciones; desde su página web, en el boletín que editan, en la revista Radioprotección y en el congreso conjunto. “La SEPR promueve la aplicación en nuestro país de las recomendaciones de ICRP, y aquí el CSN tiene un papel muy relevante también. Periódicamente la SEPR organiza junto con el CSN la jornada sobre los últimos avances de la ICRP; una jornada que siempre ha despertado mucho interés entre los socios y ha tenido una gran asistencia, y que permite también dar visibilidad a los miembros españoles que participan en los comités y grupos de trabajo de la ICRP”, indica López.

Eduardo Gallego también destaca la relación estrecha que hay entre los distintos grupos de trabajo. “Hay grupos de trabajo en los que participan miembros de más de un comité. En el caso del TG 1, que se encarga de la densiometria, los efectos biológicos y la epidemiología, implica al Comité 3 y al Comité 4. Así, si se cambia alguna magnitud dosimétrica, el Comité 4 tiene que valorar cómo va a influir esto en el día a día, a cuánta gente, a cuántos sectores industriales o médicos afecta y si es relevante o no tener en cuenta los posibles ambios. La ciencia básica y su aplicación tienen que ir unidas”.

Otro ejemplo que indica Gallego es el grupo de trabajo 36, que está bajo la supervisión de los comités 2 y 3, ya que trata de desarrollar coeficientes de dosis de radiofármacos administrados a pacientes en medicina nuclear de diagnóstico. Para el cálculo de los coeficientes de dosis para los pacientes, los nuevos modelos dosimétricos y biocinéticos se implementan con códigos informáticos. Esto también ha permitido desarrollar una aplicación móvil que proporciona valores de dosis efectivas y dosis en órganos para la ingesta de radionucleidos para personas ocupacionalmente expuestas, miembros del público y pacientes de medicina nuclear.

Josep M. Martí-Climent destaca la importancia de la transparencia y que la difusión de la información que se genera sean de dominio público. “Trabajar con especialistas de diferentes disciplinas, médicos, ingenieros, biólogos, y de distintos países enriquece los puntos de vista, ya que cada uno traslada sus diferentes experiencias generadas en sus lugares de trabajo y te permite contrastar los distintos conocimientos”.

Los accidentes de las centrales de Chernobyl y Fukushima, han obligado a las distintas organizaciones del sector a estar en continua revisión de los riesgos radiológicos asociados a dosis altas y bajas y la necesidad de revisar los modelos biocinéticos y dosimétricos para el público en general y para los trabajadores. Así, el TG 99 se desarrolló a partir de 2017 como un grupo de trabajo conjunto entre el Comité 1 y el Comité 4, que se ocupa de proponer mejoras en el campo de la protección radiológica del medio ambiente, animales y plantas, aplicando la experiencia adquirida y las lecciones aportadas por dichos accidentes. Estos grupos de trabajo establecen coeficientes de dosis para calcular fácilmente la dosis después de la ingesta a diferentes edades, incluidos lactantes, embriones y fetos y sus posibles repercusiones.

“Yo estoy en el Comité 4, que se encarga de las aplicaciones, y hay especialistas de todos los sectores: médico, medioambiental, industrial, reguladores... Los distintos puntos de vista son fundamentales para el consenso, ya que las radiaciones se utilizan en muchas áreas”, explica Gallego. “Por eso, para conformar los grupos de trabajo se recurre a expertos que cubran cierta variedad de perfiles en cuanto a su experiencia y origen geográfico. A mí me eligieron por los proyectos europeos en los que había estado participando y mis actividades en España”, explica.

Como muestra de la variedad de escenarios que aborda la ICRP se puede citar la protección radiológica de los astronautas en el espacio, objeto de la publicación 123, emitida en 2013. “Las tres últimas publicaciones de ICRP se han dedicado a la protección radiológica en la práctica veterinaria, la metodología para el cálculo del detrimento causado por la radiación y la dosimetría en exposición interna ocupacional”, comenta María Antonia López. Todos los grupos de trabajo dependen de la Comisión Principal, que es el órgano rector, que establece las políticas de la organización y ejerce la dirección general, mientras que la Secretaría Científica, ubicada en Ottawa (Canadá), gestiona las actividades diarias de la ICRP.

María Antonia López destaca que “actualmente la ICRP está trabajando prioritariamente en las nuevas recomendaciones de protección radiológica que se publicarán dentro de unos años, contando con la contribución de la Comisión Principal y de los cuatro comités operativos, además de grupos de trabajo estratégicos, que darán respuesta a interrogantes en temas de interés muy relevantes que afectan a los efectos biológicos de las radiaciones, como, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares, a las estimaciones dosimétricas y a la protección de de trabajadores, público, pacientes y medio ambiente”.

Como explica la ICRP, los principios rectores de la nueva revisión incluirán: la confianza en una ciencia sólida y en valores éticos; la inclusión y accesibilidad, para que todos los que quieran contribuir puedan hacerlo; la búsqueda de beneficios con una amplia variedad de perspectivas; y la transparencia en el proceso.

Una consideración central de la revisión es la simplificación, ya que el sistema debe ser más fácil de entender, más fácil de comunicar y más fácil de usar. No obstante, su base subyacente debe ser sólida para manejar problemas complejos y considerar cuestiones científicas, éticas y prácticas complejas.