CSN Organismo Internacional de Energía Atómica. Promoviendo el uso pacífico de la energía nuclear - Alfa 58 Revista Alfa

Edukira joan

Su versión de Internet Explorer no es la adecuada para una correcta visualización de esta página web. Debe utilizar Internet Explorer 9 o superior.

Aceptar

Contenido principal

Alfa 58

ALFA dedica su portada al Laboratorio Subterráneo de Canfranc, dirigido por Carlos Peña Garay y con Juan José Gómez-Cadenas como responsable de uno de sus principales experimentos. Le siguen dos interesantes reportajes sobre el “atlas del cerebro” y la ciberseguridad. Pilar Paneque, directora de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, responde a las preguntas de la revista del CSN que pretenden explicar el nuevo sistema de acreditación estatal para el profesorado universitario.

La sección técnica llega de la mano de Victoria Aceña Moreno, que realiza un análisis de las dosis recibidas por el público, debido a las actividades de transporte de material radiactivo en España, e Ignacio Calavia e Isabel Villanueva, que estudian la exposición a la radiación cósmica del personal de tripulación de aeronaves. Este número dedica también un espacio al Organismo Internacional de Energía Atómica, con el propósito de conocer mejor el objetivo de una entidad que trabaja en favor del uso pacífico de la tecnología nuclear para garantizar la paz y la seguridad internacional. ALFA rinde homenaje a Marietta Blau, excepcional investigadora nominada dos veces al Nobel, cuyas aportaciones permitieron entender mejor las reacciones nucleares y distinguir las huellas que producen los protones y las partículas α en emulsiones fotográficas adaptadas para ello.

Atzealdea

Organismo Internacional de Energía Atómica. Promoviendo el uso pacífico de la energía nuclear

«[…] el propósito de mi país es ayudarnos a salir de la cámara oscura de los horrores hacia la luz, para encontrar un camino […] en el que avanzar hacia la paz y la felicidad y el bienestar».

Eisenhower, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1953

Texto: Diego Álvarez

Las palabras del 34.º presidente de los Estados Unidos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 8 de diciembre de 1953, ilustran sobre la génesis y el propósito del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El discurso de Eisenhower, titulado«Átomos para la paz», sirvió de base para diseñar los cimientos de la entidad, creada en 1957, como respuesta a los profundos temores y las expectativas que infundían los descubrimientos y variados usos de la tecnología nuclear. 

El OIEA trabaja en favor del uso pacífico de la tecnología nuclear con el deseo de garantizar la paz y la seguridad internacional. Sus principales funciones se centran en establecer normas de seguridad nuclear y protección ambiental, ayudar a los países miembro mediante actividades de cooperación técnica, alentar el intercambio de información científica y técnica sobre la energía nuclear y formular normas básicas de seguridad para la protección contra radiaciones. También presta apoyo a países en vías de desarrollo para madurar sus planes de energía atómica, de forma eficaz y segura, a través de apoyo técnico, formativo y práctico, siempre que sirvan a un propósito civil en pro de la ciencia el desarrollo humano y la mejora de la calidad de vida de los pueblos.

Con sede en Viena, el OIEA se presenta como organización mundial intergubernamental de cooperación científica y técnica en la esfera nuclear. Actualmente la componen 177 estados y, a lo largo de su historia, ha contado con siete presidentes. El argentino Rafael Grossi asumió el cargo en diciembre de 2019. El estatuto sobre el que se rige, aprobado en octubre de 1956 y enmendado hasta en tres ocasiones, establece como objetivo principal «procurar acelerar y aumentar la contribución de la energía atómica a la paz, la salud y la prosperidad en el mundo entero. En la medida que le sea posible se asegurará que la asistencia que preste, o la que se preste a petición suya, o bajo su dirección o control, no sea utilizada de modo que contribuya a fines militares». En vista de la creciente importancia de los sectores fundamentales en la esfera nuclear, el OIEA ha creado varios programas especializados que centran su atención en diferentes ramas de la ciencia, como por ejemplo en terapias contra el cáncer, la seguridad nuclear tecnológica y física o ciclos del combustible y reactores nucleares innovadores, como Atoms4Food, destinado a aumentar la seguridad alimentaria y afrontar el aumento del hambre, o NUTEC Plastics, que aborda estrategias frente a la contaminación por plásticos.

Una organización abierta al mundo

Cualquier país que lo desee puede solicitar su integración en el OIEA. El proceso es relativamente sencillo. El Estado interesado debe notificar al director general su intención de adherirse, quien a su vez presentará dicha solicitud a consideración de la Junta. Si es positiva y la Conferencia General ratifica el ingreso, el solicitante deberá certificar la aceptación del Estatuto de la OIEA a los Estados Unidos, que actúa como Gobierno depositario del Estatuto del OIEA. El aspirante se considera miembro una vez depositada la carta de aceptación.

A continuación, Estados Unidos solicita al OIEA que notifique la adhesión al resto de Estados miembro. Sin embargo, la firma y ratificación del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) no son condiciones previas para ser miembro del OIEA.

En la historia de la organización, cuatro han sido los estados los que se han retirado del OIEA: Corea del Norte, Nicaragua (reincorporado en 1957), Honduras (reincorporado en 2013) y Camboya (reincorporado en 2009). La mayoría de los miembros pertenecen a las Naciones Unidas. Cabe señalar la incorporación de la Santa Sede y la aceptación de países como Cabo Verde, Tonga, Gambia, Guinea y Saint Kitts and Nevis para su futura membresía.

En conclusión, el OIEA desempeña un papel indispensable en el escenario internacional al promover y regular el uso seguro y pacífico de la energía nuclear. A través de sus diversas funciones, que incluyen la promoción de la cooperación técnica, la seguridad nuclear, las salvaguardas y la asistencia técnica, contribuye significativamente a la paz y al desarrollo sostenible, al mismo tiempo que garantiza la protección contra los riesgos asociados a la tecnología nuclear.