CSN Campaña de Intercomparación de radón en el Laboratorio de Radiación Natural - Alfa 58 Revista Alfa

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Alfa 58

ALFA dedica su portada al Laboratorio Subterráneo de Canfranc, dirigido por Carlos Peña Garay y con Juan José Gómez-Cadenas como responsable de uno de sus principales experimentos. Le siguen dos interesantes reportajes sobre el “atlas del cerebro” y la ciberseguridad. Pilar Paneque, directora de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, responde a las preguntas de la revista del CSN que pretenden explicar el nuevo sistema de acreditación estatal para el profesorado universitario.

La sección técnica llega de la mano de Victoria Aceña Moreno, que realiza un análisis de las dosis recibidas por el público, debido a las actividades de transporte de material radiactivo en España, e Ignacio Calavia e Isabel Villanueva, que estudian la exposición a la radiación cósmica del personal de tripulación de aeronaves. Este número dedica también un espacio al Organismo Internacional de Energía Atómica, con el propósito de conocer mejor el objetivo de una entidad que trabaja en favor del uso pacífico de la tecnología nuclear para garantizar la paz y la seguridad internacional. ALFA rinde homenaje a Marietta Blau, excepcional investigadora nominada dos veces al Nobel, cuyas aportaciones permitieron entender mejor las reacciones nucleares y distinguir las huellas que producen los protones y las partículas α en emulsiones fotográficas adaptadas para ello.

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Campaña de Intercomparación de radón en el Laboratorio de Radiación Natural

La iniciativa, subvencionada por el Consejo de Seguridad Nuclear, tuvo lugar los pasados 20 a 23 de mayo en el Laboratorio de Radiación Natural (LRN), situado en las instalaciones de ENUSA Industrias Avanzadas, en Saelices el Chico (Salamanca). 

Texto: Verónica F. Simón

La campaña, que forma parte del convenio suscrito entre la Universidad de Cantabria y el CSN, contó con la participación de 39 instituciones de España, Portugal, Italia, Croacia, Estonia, Suecia, Rumanía, Hungría y Brasil.

La variación de la concentración de radón depende, básicamente, de las condiciones ambientales del LRN y, a su vez, de las condiciones meteorológicas. En este sentido, se trata de un espacio único para realizar comparaciones en condiciones de campo, muy diferentes a las que normalmente se llevan a cabo en laboratorios, donde los parámetros ambientales son estables. Además, se intercompararon dispositivos de medida de tasa de radiación gamma en los dos lugares de referencia certificados por el CIEMAT: «Green Ballesteros» y «Green Cosma».

El convenio entre la Universidad de Cantabria y el CSN da cumplimiento al Plan Nacional contra el radón, que insta a la organización de campañas de intercomparación de monitores y equipos de medida de radón con una periodicidad de dos años. El plan incluye entre sus objetivos el fomento del desarrollo de «una infraestructura metrológica acorde con las necesidades del Plan Nacional contra el radón y con los requerimientos reglamentarios».

Problemas de salud

El Laboratorio de Radón de la Universidad de Cantabria (UC) es el primero de España en lograr la acreditación ENAC para calibrar equipos de medida del radón, un gas radiactivo presente de forma natural en la corteza terrestre, que puede causar importantes problemas de salud. De hecho, es la segunda causa de cáncer de pulmón tras el tabaco.

En toda Europa hay solo cinco centros que trabajan con este nivel de especialización y con capacidad para certificar los equipos, cada vez más necesarios, pues el Código Técnico de la Edificación incuyó en 2019 la obligación de controlar la concentración de radón en viviendas de nueva construcción.

La exigencia se deriva de las recomendaciones expresadas en la directiva europea EURATOM 59/2013, que establece un nivel de referencia máximo en recintos cerrados de 300 bequerelios por metro cúbico (Bq/m3 ). El bequerelio es la unidad que utilizan los físicos para medir la frecuencia de desintegración de un núcleo radiactivo.

El catedrático de la Universidad de Cantabria, Luis Santiago Quindós, señala que mientras el uranio y el radio son elementos radiactivos sólidos y se quedan en el suelo, «el radón es un gas y sale al aire», donde tiene la capacidad de adherirse a las partículas de polvo y entrar en los pulmones sin que nos demos cuenta, al ser incoloro, inodoro e insípido. «Si se diluye no pasa nada, pero si construimos en bajos, sótanos y bajo sótanos, a 15 metros bajo el suelo, la probabilidad de que entre a través de grietas y fisuras es grande. Esto afecta a lasa casas apoyadas sobre el suelo y al primer piso como mucho», porque se desintegra antes de llegar a pisos superiores.

El gas radón (Rn-222) procede de la cadena de desintegración del uranio-238. No suele presentarse en concentraciones altas al aire libre, pero tiende a acumularse en lugares cerrados y puede dar lugar a concentraciones elevadas, especialmente en zonas con suelos muy permeables o con un alto contenido en radio-226. Determinadas actividades laborales (como la minería subterránea o la explotación de las aguas termales) pueden conllevar también un riesgo significativo de exposición a este gas.

La cartografía del potencial de radón en España, desarrollada por el CSN, categoriza las zonas del territorio estatal en función de sus niveles de radón y, en particular, identifica aquellas en las que un porcentaje significativo de los edificios residenciales presenta concentraciones superiores a 300 Bq/m3 .