CSN Alfredo Poves Paredes | Catedrático Emérito de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid - Alfa 63 Revista Alfa

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Alfa 63

La radioterapia avanza hacia el futuro con tecnologías como la protonterapia o la terapia FLASH. Estos tratamientos son el tema de apertura de la entrega de otoño de la revista Alfa que se adentra también en la astrobiología, disciplina que reúne biología, química, física, geología y astronomía para abordar una pregunta fundamental: ¿qué es la vida y dónde puede existir? Alfa apunta, además, hacia algunos de los grandes retos que marcan la agenda internacional: la geoingeniería. El perfil histórico se detiene en esta ocasión en Niels Bohr, figura que revolucionó la física con sus teorías sobre la estructura atómica y la dinámica nuclear, pero también advirtió sobre las implicaciones políticas y éticas de la ciencia. En la entrevista, Alfa charla con Alfredo Poves, maestro de varias generaciones de físicos nucleares y pionero en el estudio del modelo de capas. Las páginas más técnicas de la revista del CSN incluyen un artículo sobre los veinticinco años del Protocolo de la chatarra y hacen balance sobre la renovación de la autorización de explotación de la central nuclear Trillo. 

El apartado de I+D describe el proyecto sobre la caracterización, exhalación y remediación de radón en materiales de construcción (EXRADON), a través de un estudio de la Universitat Politècnica de València. Este número sirve, además, para conocer mejor la labor del complejo de laboratorios de Seibersdorf del Departamento de Ciencias y Aplicaciones Nucleares del OIEA desde su apertura en 1962.

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Alfredo Poves Paredes | Catedrático Emérito de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid

«Me satisface que, tras apenas una o dos generaciones, la física nuclear española haya pasado de casi no existir a ser muy bien valorada en el mundo»

De Zaragoza a Estrasburgo, y de la Autónoma de Madrid a los principales laboratorios internacionales: la carrera de Alfredo Poves ha estado marcada por la búsqueda constante de la excelencia en la docencia y la investigación. Maestro de varias generaciones de físicos nucleares, pionero en el estudio del modelo de capas y en la colaboración internacional, su trabajo ha contribuido a que la física nuclear española alcance reconocimiento internacional. Con serenidad y rigor, reflexiona sobre su trayectoria, los retos del presente y las oportunidades que abre el futuro de esta disciplina.

Hijo de un ingeniero de Caminos, ¿no le apeteció seguir la misma senda y dar gusto a su padre?

No me hubiera importado, pero, por alguna razón que he olvidado, preferí la física, una disciplina más básica y cercana a mis intereses difusos de aquellos años.

Tras el férreo ambiente de su bachillerato, que usted ha descrito en ocasiones, es de suponer que sus tiempos universitarios en Zaragoza fueron un respiro de libertad…

Sin duda. Pero más que por el ambiente del bachillerato, fue por la general inepcia de los profesores del colegio religioso en el que estudié. Mis recuerdos de Zaragoza son excelentes: un clima intelectual y político muy motivador, buenos profesores y compañeros, algunos de los cuales son amigos de por vida.

Después llegó el doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid y su estancia postdoctoral en Estrasburgo. ¿Cómo marcó su trayectoria científica esa etapa en Francia?

Fue el momento fundamental de mi carrera. A pesar de que el Departamento de Física Teórica de la UAM estaba a la vanguardia de la física en España en ese momento, el Centro de Investigaciones Nucleares de Estrasburgo (CRN) era puntero de física nuclear en el mundo. Tuve un gran maestro (y también amigo), Andrés Zuker, que me enseñó casi todo lo que sé. Junto con Étienne Caurier (también entrañable amigo), formamos la colaboración SM² (Strasbourg-Madrid, Shell-Model) cuyos hallazgos, además del placer intelectual que nos han proporcionado, han tenido un impacto notable en la comunidad de física nuclear. En cierto modo, forzamos un cambio de paradigma hacia una visión más microscópica de un sistema tan complejo como el núcleo atómico.

La colaboración EstrasburgoMadrid en el modelo de capas ha sido clave durante décadas. ¿Qué destacaría de ese trabajo entre instituciones?

La puesta en común de competencias diferentes y el intercambio de postdoctorandos entre las dos instituciones. Ahora, la colaboración se ha ampliado a la Sociedad para la Investigación de Iones Pesados (GSI), en Darmstadt, y a las universidades de Barcelona y Padua. Otro aspecto importante es la intensa interacción con numerosos grupos experimentales de los laboratorios más importantes del mundo.

Usted contribuyó al estudio de núcleos deformados y superdeformados, y aclaró la aparición de islas de inversión en neutrones. ¿Qué significado tienen estos hallazgos para el conocimiento del núcleo atómico?

Me temo que la respuesta tiene que ser algo técnica. Los modelos de la estructura del núcleo habían utilizado hasta entonces la dicotomía entre comportamientos semejantes a los de los electrones en el átomo o a los de una gota cuántica de neutrones y protones. Los núcleos en las islas de inversión deberían pertenecer al primer supuesto y, en realidad, lo hacen al segundo. En su día dimos una explicación microscópica unificada de ambos comportamientos y, posteriormente, la reformulamos en términos de ciertas simetrías cuánticas de la interacción nuclear. Creo que es de lo mejor que hemos hecho.

Su investigación también aborda las desintegraciones beta y beta doble, incluido el caso sin neutrinos. ¿Cuál es su relevancia en la física actual y futura?

Si se detecta la desintegración beta doble sin emisión de neutrinos, quedará demostrado que los neutrinos son partículas de tipo Majorana, lo que exige ir más allá del modelo estándar de la física de las partículas elementales y sus interacciones fundamentales. Pero, para extraer la información sobre las masas de los neutrinos tras una eventual detección de esas desintegraciones, y para conocer cuáles son las vidas medias esperadas de esos procesos, es necesario tener un conocimiento preciso de las propiedades de los núcleos que participan en ellos. Y ahí es donde entramos nosotros.

En un momento en que la frontera de la carta nuclear se expande, ¿qué desafíos y oportunidades ve en el modelo Shell para describir núcleos alejados del valle de estabilidad?

Creo que el modelo de capas nuclear con mezcla de configuraciones a gran escala continuará proporcionando la mejor descripción de estos núcleos (y, en general, de todos los núcleos).

¿Qué aprendizaje destacaría de su doble faceta como gestor académico y científico?

Mi periodo como vicerrector de la UAM fue breve, intenso y apasionante. Éramos un equipo muy sólido (y a veces un poco ingenuo), pero pusimos las bases que han hecho de la UAM una universidad prestigiosa en España y en el mundo. Los equipos rectorales posteriores fueron clave para desarrollar las políticas que nos han llevado a donde estamos hoy. 

En cuanto a la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora, mis sensaciones son agridulces. Acepté el puesto porque pensaba que sus evaluaciones habían supuesto un revulsivo crucial para la mejora de la investigación en la universidad española. Planteé una serie de iniciativas para reactivar esa función, que fueron aceptadas por las autoridades. Pero, al poco, cambiaron las autoridades y sobrevino una crisis económica que dejó todos mis planes en papel mojado. Aguanté, gestionando lo que ya existía, y me fui discretamente cuando buenamente pude.

¿Cómo valora su ingreso en la Academia Europea y Outstanding Referee de la Sociedad Americana de Física? 

Con enorme orgullo. Me satisface que, tras apenas una o dos generaciones, la física nuclear española haya pasado de casi no existir a ser muy bien valorada en el mundo.

¿Qué le motivó a comprometerse con la enseñanza universitaria?

Me gustó enseñar desde muy joven, cuando daba clases particulares. Mi entorno profesional ha sido siempre la universidad, y la enseñanza constituye el elemento básico de su actividad junto con la investigación. He disfrutado mucho con la docencia y espero que mis alumnos también lo hayan hecho (al menos, en ocasiones).

Ha formado a múltiples generaciones en física teórica nuclear. ¿Ha percibido cambios en el perfil de las sucesivas hornadas de estudiantes que pasaron por sus clases?

Contrariamente a los lamentos que escucho a veces –«cualquier tiempo pasado fue mejor»–, los cambios han sido positivos. Todos los años he tenido el placer de trabajar con alumnos excelentes.

¿Qué legado personal le gustaría dejar en quienes hoy trabajan en física nuclear?

Los valores del trabajo en colaboración. El contacto con los experimentales. Siempre he deseado buscar una cierta excelencia y no causar daño a nadie.

¿Qué preguntas sobre teoría nuclear le ilusionan? ¿Qué consejo compartiría con los jóvenes científicos?

Hay en marcha investigaciones muy interesantes que pueden expandir drásticamente el ámbito de aplicación de la teoría nuclear, incorporando al modelo de capas técnicas procedentes de los métodos de campo medio. El desarrollo de los ordenadores cuánticos puede tener también una influencia crucial en el futuro de la disciplina. Como consejo, les diría que no sigan los pasos de nadie, que busquen su propio camino.